LARGA LUCHA DE LAS TRADICIONES
CULTURALES Y LA GLOBALIZACIÓN
Román Robles Mendoza
Resumen
Las modernidades, en sus distintas formas y de épocas diversas, han librado inevitables conflictos con las tradiciones nativas de los pueblos: el primero por imponer su hegemonía y los segundos por mantener sus prácticas culturales originarias que son al mismo tiempo el alma de sus identidades. La neomodernidad de hoy, que apellida globalización, es probablemente la más influyente para el mundo entero, no sólo por la presencia de los bienes que debemos consumir y usar, sino por la fuerza ecuménica de los medios masivos de comunicación de tecnología satelital que bombardean las conciencias humanas, por los mensajes de la palabra articulada, escrita y audiovisual. El presente trabajo es una introducción al tema, que mediante algunas muestras regionales tomadas de Ancash y Andahuaylas explica la tenaz confrontación de las tradiciones culturales por sobrevivir y el poderoso impacto de la globalización de estos tiempos.
Palabras clave: Identidad cultural – Interculturalidad – Tradiciones – Globalización
Abstract
Modernities, in their different forms and of diverse times, have joined inevitable conflicts against natives traditions of the peoples: the firsts by imposing its hegemony and the seconds to maintain its cultural practices original that they are at the same time the soul of his identities. The neomodernity of today, that names globalization, is probably most influential for the entire world, not only by the presence of the goods that we must consume and use, but by the ecumenical force of the massive media of communication of satelite technology that bomb the human consciences, by the messages of the articulated word, written and audio-visual. The present work is an introduction to the subject, that by means of some regional samples taken from Ancash and Andahuaylas it explains the tenacious confrontation of the cultural traditions to survive and the powerful impact of the globalization of these times.
Introducción
El estudio sobre el tema de las tradiciones andinas ha significado un trabajo interesante: tener contacto con la realidad activa de las tradiciones andinas en tres áreas elegidas: dos en Ancash y una Apurímac. En Ancash hemos trabajado dos subáreas de la provincia de Bolognesi: el primero en los pueblos del valle de Aynín, en las nacientes del río Pativilca, y el segundo en los pueblos del valle del alto Fortaleza, colindante con los pueblos de la vertiente de Recuay. En Apurímac nos ocupamos de los esfuerzos por instituir una fiesta de carácter regional en los pueblos de Andahuaylas. En estas tres áreas hemos observado lo que está ocurriendo con las costumbres tradicionales y cómo se interrelacionan con distintos grupos, tanto en el ámbito regional como también en el espacio nacional. En efecto, hemos observado las distintas manifestaciones culturales, en sus propios contextos, ver la manera cómo se realizan en función a sus patrones culturales socialmente aprendidos y presenciar las formas de construcción de nuevas identidades. Conociendo de antemano que en el Perú rural las tradiciones están profundamente enraizadas con la vida y la historia de los pueblos, el hecho de estudiarlo desde dentro resulta un buen esfuerzo por comprender la cultura viva de los pueblos andinos de hoy.
Los objetivos de este estudio apuntan a explicar la naturaleza de las tradiciones andinas, dentro de un intenso proceso de interculturalidad, en la que el fenómeno de la globalización tiene un importante impacto. En todos los casos, el estudio se propone a demostrar con evidencias puntuales, la naturaleza de las identidades a través de las tradiciones existentes en cada núcleo poblacional y explicitar el fenómeno de los cambios en la dinámica de las relaciones interculturales y de la globalización de la cultura en general. Explicar este proceso en una época de profundos flujos migratorios, de ampliación de la cobertura de las comunicaciones con el mundo exterior y una inevitable carrera de homogeneización de los consumos y prácticas culturales es de suma importancia en estos momentos. Dentro de este marco, identificamos en los pueblos y comunidades rurales del país la vigencia activa de diversos eventos culturales que constituyen parte importante de sus identidades culturales, que están en franca confrontación con la avasalladora fuerza de la globalización.
Para esta investigación hacemos uso del método etnográfico con mayor preferencia, una herramienta metodológica muy importante en el trabajo antropológico. Este método nos permite registrar información en los mismos contextos sociales, para luego describir y analizar los fenómenos culturales observados, desde la perspectiva emic y etic, de las que se refiere Marvin Harris (1981). Describir desde el punto de vista emic, es decir, desde la visión de los informantes y actores del universo de estudio, es una versión que nos explica la manera cómo piensan, sienten y ven ellos mismos las tradiciones que practican. Esta versión se contrasta y se complementa con la visión etic, que es la perspectiva del observador, que ve otros factores que no son percibidos por los informantes. Las percepciones de ambas visiones, siendo distintos en sus códigos, en sus modos de entender y en la aplicación de sus nomenclaturas, se complementan entre sí.
La versión del artículo que publicamos forma parte del informe final de investigación que presentáramos al Instituto de Investigaciones Histórico Sociales en el año 2003. Fue trabajado en varias zonas del país y contó con la colaboración de varios estudiantes de Antropología de San Marcos. El trabajo de campo sobre la fiesta del Sondor Raymi en Andahuaylas fue hecho por Carmen Elena Guzmán Simpe, conocedora de la riqueza cultural de esta zona del país, por ser natural de esa provincia. Los datos que utilizamos de ambas microrregiones de Bolognesi en Ancash, corresponden al autor, recogidos en varios procesos de investigación, principalmente el realizado el 2003 y 1989, siempre con el apoyo del Instituto de Investigaciones Histórico Sociales.
EVENTOS FESTIVOS EN TRES ÁREAS ANDINAS
Una serie de elementos culturales conforman el corpus de las identidades de los pueblos andinos. En general, estos elementos se manifiestan de diversas formas: modos de habla locales, formas particulares de vestimenta, maneras típicas de preparar y consumir los alimentos, formas locales de construir sus viviendas familiares y locales públicos, cantos y bailes, fiestas costumbristas, entre muchos otros, constituyen el universo de elementos culturales que identifican a los pueblos. Cada unidad social practica a su manera particular todos estos elementos identitarios, de tal suerte que estos son parte de sus costumbres inconfundibles con otras formas culturales de los pueblos vecinos en una misma región y más aún fuera de ella. Cada localidad mantiene vigente sus comportamientos de identidad, reproduciéndolo constantemente (Romero: 1993). Lo practica y lo defiende frente a otras maneras foráneas de comportamiento. Cada grupo social siente que las costumbres le pertenecen por sus formas y sus contenidos, por eso participa y es actor de las costumbres de su tierra de origen.
En este trabajo no nos ocupamos de todas las formas de identidades locales y regionales, lo hacemos sólo de las tradiciones de los pueblos, vale decir, de las costumbres festivas. Estos eventos costumbristas, que se manifiestan en varios tipos de festividades colectivas, están en la mayoría de los casos profundamente arraigadas en los pueblos del interior del país. Como tal, se repiten anualmente, con la participación colectiva de la población (Robles, 1996), Agüero, 2003). De estas tradiciones populares hemos preferido trabajar con las fiestas patronales de tipo local de Chiquián y de Cajacay, una fiesta regional que involucra a toda una región como es la de Andahuaylas y una faena-fiesta de carácter agrario observado en Raquia. Estas tradiciones significan para los pueblos, formas representativas de identidad local y regional, con profundo arraigo en la conciencia colectiva.
De las tres áreas trabajadas, casi todas mantienen alto grado de tradicionalidad por sus largas trayectorias de constante reproducción, sólo en el caso de Andahuaylas nos ocupamos de una reciente reconstrucción de su identidad perdida en el tiempo, que en los últimos años viene saliendo a flote por decisión de sus líderes regionales y de la población.
El valle de Aynín en la provincia de Bolognesi (Ancash)
El paisaje natural. Lleva el nombre de Aynín una parte de la cuenca alta del Pativilca, la más poblada y mejor cultivada, como son las tierras de Aquia, Huasta, Carcas, Chiquián. Entre el nuevo centro poblado de Pampán y la ex hacienda Obraje, quedan los restos del antiguo puente de madera que los lugareños llamaban puente Aynín y un poco más arriba se ha construido el nuevo puente de hierro, que es la vía que usan los vehículos motorizados que pasan por la carretera que va paralelo al río. Para los fines de este trabajo, consideramos como valle de Aynín a esta cuenca alta del Pativilca, que comienza en el centro minero de Pachapaqui y se prolonga hasta las tierras bajas de Pacllón, en una extensión aproximada de 50 Km de largo.
Vista de este modo, el valle de Aynín es una cuenca rodeada de altas cumbres de la cordillera blanca y negra de la región. Hacia ambos lados del río Aynín se yerguen varias montañas de nieves perpetuas, como el Tucu Chira y el Burro hacia el lado norte, los nevados de Aquia y Huasta por el lado este y los majestuosos nevados de la cordillera de Huayhuash por el lado sur, que están en tierras de Pacllón y Llámac. Sobre las estribaciones de estas altas montañas, por encima de los 4,000 m.s.n.m. se observan amplias manchas de bosques de quenhuales, árboles que crecen hasta los 12 m de altura y adornan el paisaje altoandino y dan sombra a las lagunas como Jahuacocha, situada debajo del colosal pico de Yerupajá, de 6,634 m de altitud. Las partes intermedias, entre las cumbres y el valle, la flora y la fauna es de la más rica. Abundan arbustos de todo tipo, como el huaromo, el shillic, el lloque, el mutqui, el acar, el chancur, la ccara o puya Raimondi, cantutas, maguey, molle, yerba santa, quishuar, huallanca, mito, chinchirmaqui, achupalla y muchos otros (Cerrate, 1978; Rojas Ocrospoma, 2002; Zubieta, 2003).
Cuando hay años de buena lluvia, estos cerros se cubren de verdor y de pasturas, cambiando de colores según las temporadas: verde en época de lluvias, florido en la primavera y gris durante el estío serrano. La población de animales silvestres también es muy variada: venados, zorros, vizcachas, zorrinos, mucas, perdices, palomas, zorzales, gorriones, patos y huachuas de las lagunas y varios otros tipos de aves del monte. Desde ambos lados del Aynín se precipitan pequeños riachualos; los principales vienen desde los deshielos de los nevados del Tucu Chira, del Burro y del Huayhuash que son afluentes que forman el río Pativilca. El río Llámac y el río Jahua discurren de la cordillera de Huayhauash. También brotan de distintos lugares de los cerros de ambos lados, pequeños ojos de agua, que son los manantiales o puquios como lo denominan los lugareños, que alimentan a la pequeña agricultura tradicional de estos pueblos, que han sido muy bien descritos por Alberto Carrillo (1953) y por Eusebio Rojas (Op.cit.)). Por todo esto, el paisaje natural del alto Pativilca, cuyo centro es el valle de Aynín, es impresionante para el visitante. Los que viajan desde Lima pueden experimentar en cuestión de pocas horas, climas y paisajes contrastantes: caluroso y ascendente en el valle costero, desde Paramonga a Cajacay, frío y elevado, con el límpido y azul del cielo sobre las pampas de Lampas, templado y multicolor en los pueblos del valle de Aynín.
El paisaje cultural. Desde tiempos muy antiguos, el valle del Aynín ha sido poblado por el hombre andino. La diversidad de restos arqueológicos de Aquia, Huasta, Mahuay, Lampas, Ticllos, Matara, Cuspón (Ruíz Estrada, 2003), no sólo nos muestran los vestigios de poblaciones edificadas por antiguas sociedades y culturas como Chavín, Recuay, Huaris, Yaros, Incas, sino también de restos mucho más antiguos como lo demuestran las pinturas rupestres de varias cuevas existentes a lo largo de estas cordilleras (Reyes Barba, 2001; Rojas, 2002). En la actualidad, están en estas tierras las poblaciones de los antiguos ayllus incaicos que luego formaron las reducciones toledanas. Buena parte de las poblaciones actuales son continuidad de las reducciones coloniales y otras son desmembraciones de éstas o reafirmación de los antiguos ayllus reducidos en otros centros.
En lo que denominamos valle de Aynín, se sitúan cuatro de los trece distritos con que cuenta la provincia de Bolognesi: Chiquián, capital de la provincia, Huasta, Aquia y Pacllón. A su vez, cada distrito cuenta con varias comunidades campesinas: Chiquián con 3, Huasta con 7, Aquia con 1 y Pacllón con 2. Además de las comunidades cada distrito cuenta con varios caseríos y estancias, donde residen unidades familiares en cantidades diferentes. Por esta razón, el valle está ampliamente poblado, como lo estuvo desde antiguo. Los habitantes de este relativamente corto espacio, han modificado culturalmente el paisaje, enriqueciéndolo sustancialmente. Los cerros y campos hábiles para la agricultura están trabajadas desde la ribera del río Aynín hasta una altitud cercana a los 3,800 m.s.n.m. Durante los meses de abril a agosto, estos campos cambian de colores, de acuerdo al tipo de cultivos dedicados a las chacras. Diversos tonos del verde, amarillo pálido y rojo aparecen en los campos, ya sea por el maíz, la papa, las habas, el trigo, la cebada, el tarhui o la quinua. En cada chacra cultivada, las formas son de las más variadas, colores propios de las sementeras y colores de la naturaleza, en un contraste diferencial entre lo que modifica culturalmente la mano del hombre andino y lo que la madre naturaleza ofrece. Estos colores cambian drásticamente en agosto, con la madurez de las mieses o carhua mita. Este es el tiempo de las cosechas en los pueblos del valle del Aynín.
Los centros poblados están ubicados hacia ambos lados del río Aynín. En la margen derecha del río están los poblados de Pachapaqui, Pacarenca, Carcas, Chiquián y varios caserías de Aquia. Por el lado izquierdo se sitúan los centros poblados de Aquia, Huasta, Mahuay, Quero, Pomapata, Quisipata, Pocpa, Llámac y Pacllón. Los antiguos caminos de caminantes y de cabalgaduras han sido reemplazados por nuevos caminos carreteros, que desde los años sesenta han ido uniendo a distintos centros poblados. Chiquián, Aquia y Pachapaqui ha tenido comunicación carretero desde los años cuarenta, por la vía que pasa por estos pueblos con destino a Huallanca, al centro minero de Huanzalá y la salida hacia la selva, pasando por Dos de Mayo en Huánuco. Más aún, el paisaje de este valle se ha disturbado con la construcción tecnológica de las modernidades que exigen los tiempos nuevos. En Pacarenca, cerca de Aquia, se ha construido una pequeña planta hidroeléctrica, que provee de energía eléctrica a las principales poblaciones del valle y con su reciente ampliación dará luz eléctrica a todos los pueblos al sur de la Pampa de Lampas. Por sus cerros se han construido torres de alta tensión y postes de corriente eléctrica que llevan energía a cada uno de los pueblos del programa de electrificación. Son estas realizaciones de la agricultura, del arte de criar animales domesticados, de construir la infraestructura vial y los procesos de electrificación los que se agregan al paisaje natural de la zona.
Fiestas costumbristas en el valle del Aynín
En esta parte de la provincia de Bolognesi, hemos observado varias fiestas costumbristas en distintos niveles poblacionales: Chiquián, capital de provincia; Aquia, Huasta y Pacllón, capitales de distrito; Llámac y Carcas, anexos de distritos. De todas ellas nos vamos ocupar en este artículo sólo de la fiesta patronal de Santa Rosa de Lima, el 30 de agosto en Chiquián. La fiesta de Santa Rosa es una fiesta masificada en una capital provincial y es el modelo cultural dominante en el valle, pero mantiene un conjunto de elementos diferenciales con cada uno de los pueblos de su entorno. Por razones de espacio no vamos a describir todo el proceso de la fiesta patronal, reseñamos sólo el modelo de la elección de funcionarios y las distintas fases de la festividad.
Festividad de Santa Rosa en Chiquián.
Las fiesta patronal de Santa Rosa en Chiquián tiene raíces coloniales y se observa que está profundamente impregnada en la vida colectiva del pueblo. Dura ocho días. Se realiza con la participación de un sistema complicado de funcionarios encargados de la organización, que se nominan anualmente bajo la dirección del Municipio Provincial y la participación de la Subprefectura, la comunidad campesina y la parroquia local. Consiste en la escenificación coreográfica de dos tipos tradicionales de bailantes: la comparsa del Capitán y la del Inca. Ambos grupos de bailantes se hacen acompañar, para realizar sus respectivas representaciones, de bandas de músicos y de orquestas mixtas. Además de estas dos comparsas principales de funcionarios se nombran otros cargos complementarios que la tradición ha impuesto. Entre otros, aparecen los Mayordomos, la Estandartera, los Comisarios, el Rumiñahui, etc que tienen funciones específicas en el complejo de la fiesta patronal. A la mayoría de los funcionarios lo acompaña una banda de músicos, que es la organización musical predominante de las fiestas de esta región, con excepción del Inca y del Rumiñahui, que están acompañados de orquestas de cuerdas y de viento. Por esta predominancia, la fiesta de Santa Rosa y otras fiestas similares del valle se realizan con el concurso de dos a seis bandas de músicos y de uno a dos orquestas. Las danzas del Capitán y del Inca constituyen en estos pueblos una forma de rememorar anualmente la tragedia histórica de 1533 en Cajamarca, que el campesinado andino ha aprendido a representar con cierto realismo, con la finalidad colectiva de hacer memoria permanente de este hecho histórico (Flores Galindo, 1988; Burga, 1988; Robles, 1989: Agüero, 2003). Las evoluciones y coreografías de las comparsas están más o menos pautadas en cada pueblo, de tal manera que lo que se representa en una localidad se repite en forma particular en cada uno de los pueblos de esta región.
Por todo esto, la fiesta patronal en Chiquián constituye un evento cultural de identidad local y regional. Local, por cuanto en esta localidad se realiza de una manera muy particular, regional porque en toda la región del sur de Ancash el baile del Capitán y del Inca es lo característico y por tanto el más popular de los bailes. Más del 90% de las fiestas patronales de esta región hace esta representación en sus fiestas. Razón por la cual, las bandas de músicos tienen una enorme hegemonía. Sin las bandas de músicos no es posible realizar una fiesta de este tipo. En muy pocos poblados se bailan otras danzas: los negritos en las fiestas de San Antonio, del Perpetuo Socorro y de la Navidad del Niño; las kiyayas y los huanquillos en las fiestas del Corpus Christi y en las fiestas agrarias de la limpia acequia, que se festeja en varias localidades en fechas distintas. Cuando aparecen estos bailes, el acompañamiento musical también cambia. Son las orquestas de “cuerdas” las que predominan, aunque en algunas de ellas sobrevive aún el tradicional pito y caja. Según nuestros informantes, hasta hace unos sesenta años atrás, estas variadas danzas eran las más importantes, por ser tradicionales. Desde mediados del siglo XX, el baile del capitán y el inca se ha impuesto en toda la región y junto con ellos la presencia de las bandas de músicos.
Lo que viene a continuación es el registro resumen de la estructura general de una fiesta patronal en el modelo bolognesino o zona sur de Ancash. Este resumen es lo que se registra en la fiesta de Santa Rosa en Chiquián, capital de la provincia de Bolognesi. En las demás poblaciones, los pasos o partes de la fiesta patronal son más o menos las mismas, con sus variantes correspondientes.
La elección de funcionarios. En todas las poblaciones del valle de Aynín, los funcionarios son las personas y familias que se encargan a organizar la fiesta costumbrista del pueblo, de acuerdo a la tradición establecida. En estas fiestas hay funcionarios principales y secundarios, de acuerdo a la complejidad de las fiestas, a la importancia del cargo y a los gastos económicos que irrogan. En general, la lista de funcionarios para las fiestas patronales es como sigue:
- El Capitán (Representa a Pizarro y sus huestes),
- El Inca (Representa a Atahualpa y su séquito),
- El Rumiñahui (Representa al Jefe Militar Inca),
- Los Mayordomos (Se encargan de adornar al santo patrono),
- Los Misapagaj (Se encargan de pagar el costo de las misas),
- La Estandartera (Es la encargada de llevar el Estandarte),
- Los Mayorales (Preparan los montes para las andas),
- Los Comisarios (Se encargan de organizar la corrida de toros).
Los dos primeros (Capitán e Inca) son los cargos principales. Suponen enormes gastos económicos y sus responsabilidades duran hasta la finalización de las fiestas. En Chiquián, los Mayordomos son cargos que siguen en importancia, Luego está el Rumiñahui del Inca, la Estandartera que debe ser una dama y los Comisarios. Los dos últimos cargos de la lista no se presentan en todos los pueblos de la región, solo en las poblaciones demográficamente importantes. Especialmente los comisarios sólo se eligen en las poblaciones donde la corrida de toros es parte de la tradición. De este modo, la fiesta patronal en el sur de Ancash involucra a un grupo importante de las familias de las localidades. Su realización involucra a un sector importante de cada localidad, a través de las redes familiares y amicales de cada pueblo.
Existe en la zona sur de Ancash dos modalidades para alcanzar el cargo de funcionario o cargonte como se les denomina en otros lugares del país:
- por voluntad propia y
- por obligación de la población o de la comunidad.
Las personas que entran de funcionarios voluntariamente, lo hacen por devoción al santo o santa de su pueblos de origen, o también por hacer gala de poder económico y social. Especialmente en Chiquián, el cargo de Capitán, funcionario principal y el más costoso, se alcanza voluntariamente y en cerrada competencia entre varios candidatos. En las otras poblaciones menores funciona la forma mixta: unas veces entran voluntariamente a ocupar distintos cargos, otras veces tienen que someterse a la exigencia obligatoria de la comunidad, en compensación del uso de los pastos y tierras comunales, así como de las aguas de riego. Desde hace dos décadas, los funcionarios principales, sobre todo del capitán, lo disputan los migrantes a la capital o al extranjero. Son ellos los que imponen innovaciones en diversos procesos de las fiestas y constituyen símbolos de la modernidad.
En realidad, las obligaciones y gastos de los funcionarios comienzan inmediatamente después de comprometerse en el cargo, ya sea voluntaria u obligatoriamente. Desde ese día comienzan a realizar las alianzas de cooperación, los compromisos para el contrato de la banda de músicos, de provisión la carne, de los víveres, de las bebidas y de todo lo que se usa y consume durante la fiesta. El nuevo funcionario tiene que ofrecer almuerzos y bebidas para cerrar estos ofrecimientos. La concertación de los compromisos de cooperación se denominan k´ellis. Esta es una forma de reciprocidad andina que funciona muy bien en todos estos pueblos. Sin el uso de estos mecanismos de cooperación, las familias de limitados recursos difícilmente podrían cumplir con las obligaciones de una fiesta patronal. Además de estas redes de kéllis, el funcionario entrante tiene que sembrar los productos necesarios para los banquetes y juntar fondos para cubrir todos los requerimientos de la fiesta. Este proceso dura todo el año.
Fases de la fiesta en Chiquián.
Por lo general, los funcionarios principales y también los demás funcionarios de las fiestas patronales deben cumplir con las obligaciones de las distintas etapas o fases que ésta conlleva. En Chiquián estas fases se subdividen en tres tiempos.
Actos y rituales previos a la fiesta.
a) El wilacuy. Es el ritual que consiste en invitar a la familia, a los amigos y paisanos, con la finalidad de comunicarles (wilacuy = anunciarles) que de todas maneras se hará la fiesta. Se realiza cuatro o cinco meses antes de la fecha. Con tal motivo contrata una banda o una orquesta, prepara el almuerzo y hace el brindis con todos los asistentes. El wilacuy sirve también para ajustar compromisos y concertar nuevas alianzas de cooperación y apoyo, con productos específicos, con trabajo, con acompañantes, las cocineras, etc., etc.
b) El yantacuy. Consiste el reunir a familiares y amigos colaboradores para cortar la leña para la cocina durante la fiesta. Por lo general, el yantacuy se realiza fuera de las poblaciones donde existen árboles para la leña. El eucalipto es el árbol preferido para la leña: lo cortan y lo trozan, para luego trasportarlo al patio de la casa donde forman piras de leña. La leña trozada debe secar convenientemente para la semana de la festividad, por eso debe realizarse por lo menos tres meses antes. Este trabajo de proveer leña a cada funcionario se convierte también en un día festivo. Ese día se come, se bebe y se baila con algún conjunto musical. Naturalmente, se revientan avellanas que retumban en los cerros anunciando que los funcionarios se están preparando para la fiesta.
c) El asuacuy. Es el acto social que consiste en preparar la chicha para la fiesta. Se realiza entre ocho y quince días antes. Es costumbre en estos pueblos preparar la chicha de jora de varios tipos: el normal, la aloja, la chicha curada, chicha de maní, etc. Con este motivo se juntan varones y mujeres y son ellos los que finalmente dejan debidamente preparada la chicha, en botijas y pesquillos especiales para su fermentación natural. Aquí también la reunión es motivo de fiesta.
d) El tantacuy. El día anterior o dos días antes se hornean los panes, las huahuas, los bizcochos para la fiesta. Para tal efecto se contrata al panadero y sus ayudantes, quienes se encargan de preparar los amasijos y de hornear los panes de acuerdo a las costumbres. Las mujeres del pueblo, especialmente los familiares, llegan al horno para compartir el tantacuy. Llevan sus harinas preparadas para las semitas y tortas caseras y reciben del hornero un poco de amasijo con levadura para que también ellas puedan hornear lo suyo.
Actos y rituales durante la festividad.
a) La salva. En Chiquián es el día en que comienza la fiesta, aproximadamente a las 8.00 de la noche. Llega la banda de músicos con sus acordes musicales y con ella la alegría colectiva. Intercambio de visitas entre todos los funcionarios, que dura toda la noche. Termina con el rito del “Niño Apay” (llevar el Niño) a las 6.00 de la mañana.
b) La víspera. Es el segundo día de la fiesta. En Chiquián es el día de la Estandartera, en otros pueblos es el día de los mayordomos. Llevan las ceras y los adornos florales a la iglesia. Hay misa de vísperas y procesión por las principales calles de la población.
c) Día central. El 30 de agosto es el tercer día de la fiesta y es el día central de la festividad patronal, tal como aparece en el calendario. En los distritos y anexos es el día de los banquetes de los funcionarios y es también el día en que el Municipio o la Comunidad Campesina se reúne para elegir a los nuevos funcionarios para la fiesta del próximo año. En Chiquián es el día de la Policía Nacional, de los Mayordomos y de los actos centrales. A medio día hay misa y procesión del Sagrario. Luego, los mayordomos invitan a sus casas para ofrecer el banquete de estilo.
d) Segundo día. En Chiquián es el día central para los funcionarios principales: del Capitán y del Inca. Es el 31 de agosto. Comienza con la visita casa por casa de los funcionarios, a la que llaman el shogacuy. Se realiza la misa en honor a Santa Rosa de Lima y luego sale en procesión la imagen de patrona por el perímetro de la plaza. Comienza la pinquichida de los funcionarios en la plaza y en la casa de los funcionarios, formando largas hileras de gente bailando en círculos y en zig zag. Tanto el Capitán como el Inca ofrecen en sus domicilios el banquete de costumbre al público asistente. En los distritos es el día en que se realiza el ritual de la captura del inca. Este ritual es diferente en cada pueblo.
e) Tercer día. En los distritos y anexos es el último día de la fiesta, a la que denominan “despacho” que culmina por la noche, con la despedida de las bandas de músicos, de los caballos, de las pallas. En Chiquián es el día de la “Entrada”, en la que se reproduce la tragedia de Cajamarca, en medio de bombardas y una lluvia de caramelos, confites y frutas, la misma que culmina con la captura del inca en el estadio de Jircán. Las huestes de Pizarro persiguen al inca hasta capturarlo, no escenifican la muerte, como sí lo hacen en Aquia, Pacllón y otros pueblos. Cuando el inca logra escapar del estadio, el Capitán se hace acreedor de un cuantiosa multa y auguran que será buen año para la agricultura.
f) Cuarto día. En Chiquián se dedica este día en preparar las “palincas” (estrados de madera) para la primera corrida de toros en el estadio de Jircán, acto que comienza por la madrugada. La corrida de toros se realiza después de la tres de la tarde, con la participación de los aficionados del pueblo, con animales traídos de los pueblos vecinos. Culmina al cerrar la tarde, con estadio lleno por sus cuatro costados. Ese día se elige voluntariamente al nuevo Capitán y el pueblo lo reconoce cuando da la vuelta al ruedo con los símbolos de Pizarro en el pecho, montado en el caballo del Capitán saliente.
g) Quinto día. Segunda corrida de toros en Chiquián, con toros seleccionados y con la participación de toreros profesionales especialmente contratados, que salen al ruedo en traje de luces. Por primera vez, en la corrida de este día en el 2003, los organizadores improvisaron un cerco circular en el centro del estadio para no permitir la entrada de aficionados.
h) Sexto día. En Chiquián es el octavo y último día de la fiesta. Se eligen a los nuevos funcionarios, con excepción del Capitán que es elegido el día de la primera corrida de toros, pero ese día firma en el libro del Municipio y es reconocido como tal. Este acto se realiza en la rotonda de la plaza de armas bajo la presidencia del Alcalde de la Municipalidad Provincial. Realizado este acto, hacen la despedida de la fiesta con la inconfundible hauayllishiada entonada por la banda de músicos, con la que termina la fiesta patronal.
Actos y responsabilidades postfiesta.
a) El cuntu cupsay. Llaman cuntu cupsay (poner boca abajo a los cántaros) a la actividad del reparto de la chicha sobrante, el lavado de las ollas, pailas, peroles, cuntus y pesquillos que se han utilizado para la provisión de la chicha y el preparado de la comida, inmediatamente después de concluida la festividad. Una vez lavados, los recipientes son entregados a sus dueños y si son suyos son guardados debidamente secados, siempre boca abajo (cupsaypa).
b) Brindis a los k´ellis. Los funcionarios que concluyen son sus responsabilidades deben visitar a los k´ellis del lugar, para agradecerles por su colaboración y apoyo. Con este motivo, se acercan a sus casas, con sus botellas de licores y con las “huahuas” de fiesta, durante los días siguientes a la finalización de la fiesta.
c) Devolución de los dones. Cada funcionario de la fiesta patronal en Chiquián, como en todos los pueblos de este valle, ha recibido la colaboración voluntaria de una diversidad de recursos para la eficiente realización de la fiesta, son los k´ellis. Por esta razón, cada funcionario que termina con uno de los deberes para con el pueblo, queda “endeudado” con los colaboradores. En estos pueblos, se entiende que los recursos que recibe antes o durante la fiesta son dones que implican reciprocidad. Como tal, suponen la devolución de los mismos bienes en un tiempo bastante relativo; unas devoluciones deben hacerse pronto, otras dependen de las necesidades similares de los donantes. Por esta razón, las devoluciones del k´elli duran varios años. En la mayoría de los casos, cada k´elli espera la misma reciprocidad el año que le toca ser funcionario. De este modo, las relaciones k´elli, que son complejas redes de reciprocidad interfamiliar, aseguran por adelantado una óptima realización de las futuras fiestas de cada familia.
El valle del alto Fortaleza (Bolognesi - Ancash)
El paisaje natural. El valle del Alto Fortaleza está de cara al Océano Pacífico. A don Antonio Raimondi le debemos la denominación de “vertientes” a los pueblos situados en el lado occidental de la cordillera negra, cuyos riachuelos vierten sus aguas al Pacífico. Es parte de la cordillera negra, del otro lado de las pampas de Lampas. La cuenca se eleva a los 4,500 m.s.n.m. y baja por una geografía muy irregular, en donde se sitúan las poblaciones y se prolonga hacia el valle bajo, con estrechos espacios de cultivos que se amplían propiamente en la costa. Buena parte de los cerros que se elevan hacia ambos lados del río Fortaleza, son áridas, con escasa vegetación. La flora sin embargo es variada. En las partes semiboscosas hay colonias de lloques, shillic, mutqui, mito, y pasturas de gramíneas y maicillos después de las temporadas de lluvias. La fauna es más limitada: bizcachas, perdices y tarugos en la puna, zorros, zorrillos y una amplia variedad de aves en zona suni y quichua. En su escarpada orografía aparece un peculiar bosque de piedras, que comienza en las alturas de Mayorarca y se prolonga hasta las planicies de la puna de Chonta, colindante con las tierras de Ocros. En estos bosques de piedra se pueden encontrar las más caprichosas formaciones y figuras que deleitan a los visitantes. Para observarlo mejor, es necesario hacer un viaje especial e internarse por el nuevo camino carretero de Conococha a Ocros. De estos cerros bajan en abanico diversos manantiales de agua para formar el río Fortaleza. Unos manantiales salen de los linderos de los pueblos de la provincia de Recuay, que están en el lado derecho del Fortaleza y otros salen de las tierras de los pueblos de la provincia de Bolognesi, que se sitúan al lado izquierdo. El río Fortaleza es el límite de estas dos provincias vecinas del departamento de Ancash. A escasos veinte Km de la Panamericana se suma el manantial de la cuenca de Copa-Julquillas, que pertenece ahora a la nueva provincia de Ocros.
El paisaje cultural. La cuenca alta del Fortaleza está igualmente densamente poblada, a pesar de que su geografía deja pocos espacios para la agricultura. Los vestigios de antiguos asentamientos son de menor importancia en comparación con los del valle de Aynín. Desde la época inca, por este valle pasaba una de las rutas verticales del qhapaq ñan, siguiendo la quebrada de Marca para dar a Recuay y Huaraz. Chasquitambo, capital del distrito de Colquioc, situado a 50 Km de Paramonga, fue precisamente uno de los tambos de peaje para los chasquis de costa a sierra y viceversa. Los pocos vestigios de asentamientos prehispánicos existentes en la cuenca pertenecen a la época preinca e inca.
A lo largo del valle se encuentran varias poblaciones pertenecientes a cuatro distritos de la provincia de Bolognesi: Cajacay, su anexo de Yamor y el caserío de Colca; Antonio Raimondi, su capital Raquia y el anexo de Mallau, forman la parte central de la cuenca; Colquioc y su capital Chasquitambo; Huayllacayán y sus anexos de Buena Vista, Esperanza, Llampa y Yumpe, forman el microvalle de Purísima hacia la margen izquierda. Los asentamientos pertenecientes a los distritos de Cajacay y de Huayllacayán, por estar situados por encima de los 2,500 m.s.n.m. cultivan en sus campos, papa, maíz, trigo, cebada, habas, oca, ollucos, tanto en las tierras con riego como en las tierras de cultivo temporario. En cambio los pueblos de los distritos de Antonio Raimondi y de Colquioc, por estar en cabecera de costa cultivan maíz, verduras, hortalizas y frutales. Desde los años setenta, las tierras de clima caliente de Chasquitambo, las partes de la quebrada de Huayllacayán, como Llampa y Esperanza, se han especializado en la fruticultura. Cultivan manzanos y melocotones de varios tipos; Pero son magníficos cultivadores de chirimoyos de alta calidad, así como de papayas. Los campesinos de esta parte baja están mejor interconectados con el mercado costeña para sus productos. Tanto los choclos y las verduras de Raquia como los frutales del microvalle del Purísima están destinados al mercado de Barranca, Huacho y Lima, por su cercanía y por sus vías de penetración.
El paisaje cultural de este valle se ha modificado aún más, por la magnífica pista asfaltada Paramonga-Huaraz, que se construyó después del sismo de 1970. Esta carretera pasa por Chasquitambo, Raquia y Cajacay, modificando la antigua carretera. A su vez, una parte de los pueblos del distrito de Huayllacayán logró culminar en 1996 la construcción de la carretera hasta la capital del distrito. Este proceso de interconexión vial se ha prolongado también por la margen derecha del valle Fortaleza, pertenecientes a la provincia de Recuay. Actualmente ya llega el camino carretero no sólo a Marca, sino también a Pampas Chico, Ichoca, Huambo, Pararín, Tapacocha y otros pueblos de las vertientes. A pesar de su proximidad a la costa, los pueblos del alto Fortaleza aún no tienen energía eléctrica. Recién desde el 2004 se viene trabajando la interconexión del proyecto de electrificación denominado Aija-Cotaparaco. Este proyecto que se gestó desde los años ochenta, se ha visto favorecido con la penalización de Antamina. Una parte de este dinero está financiando el tendido de redes en todos estos pueblos, del mismo modo que se está haciendo para los pueblos de la segunda y tercera etapas del valle de Aynín y la parte sur de la provincia de Bolognesi (Robles, 2003). Está previsto que este año, todos los distritos y anexos de esta provincia contarán con energía eléctrica.
Eventos festivos en los pueblos del Alto Fortaleza
Los pueblos del Alto Fortaleza, pertenecientes a la provincia de Bolognesi tienen un nutrido calendario de festividades. En cada población se festejan más de una festividad, ya sean agrarias o cristianas. Pero en cada uno de ellos hay una fiesta patronal principal. Para ilustrar la modalidad festiva de esta parte de Bolognesi vamos a describir dos fiestas: la fiesta patronal del Señor de Chaucayán en Cajacay y la faena-fiesta del Cequia Piché en Raquia.
El Señor de Chaucayán en Cajacay.
Así se denomina la fiesta patronal más importante que se festeja en la capital del distrito de Cajacay. Tiene lugar el 3 de mayo, en correspondencia a la fiesta de las cruces que está vigente en distintas regiones del país, como en Cochas, Huamantanga, Muruhuay, etc. La del Señor de Chaucayán también es una fiesta en homenaje al Cristo Crucificado. Sus orígenes vienen del siglo XVIII, por la historia oral de la región. Según esta versión, un extraño personaje muy bondadoso se le aparecía a un niño pastor en un peñasco cerca de la localidad de Chaucayán, situado en la quebrada del mismo valle, perteneciente a los territorios de la provincia de Recuay. Cuando la gente de mayor edad iba a verificar lo que contaba el niño, el personaje no aparecía. Pero cierto día, los moradores del lugar encontraron la imagen del Cristo crucificado en la pared de un peñón muy parecido a un púlpito. Desde entonces, los pobladores de Chaucayán instituyeron una fiesta con la denominación de Señor de Chaucayán, representando a Cristo crucificado en una cruz de madera. Con el tiempo, esta festividad se hizo muy popular por la masiva concurrencia y las peregrinaciones que se hacían al lugar de esta “imagen milagrosa”. Los gamonales de Cajacay que iban también a la festividad de Chaucayán impusieron a principios del siglo XX el traslado temporal de la imagen al pueblo de Cajacay. Después de los ritos y ceremonias que se le ofrecía en este pueblo donde residían las familias más poderosas de la región, los campesinos de Chaucayán hacían retornar la imagen a la iglesia de su pueblo de origen. Pero el poder de los gamonales pudo más. Finalmente, la imagen del Cristo Crucificado de Chaucayán se quedó definitivamente en la iglesia de Cajacay. Desde entonces, la fiesta más importante de los pueblos del alto Fortaleza sigue siendo el del Señor de Chaucayán, ya no en Chaucayán sino en Cajacay.
Estructura de la fiesta. En Cajacay, la fiesta dura seis días: 1° de mayo, antevíspera; 2 de mayo víspera; 3 de mayo día central; 4 de mayo, segundo día; 5 de mayo, corrida de toros, y 6 de mayo elección de funcionarios y despacho. Para la elección de funcionarios, el Municipio Distrital convoca al pueblo en la plaza de armas y en sesión pública a la que asisten los funcionarios salientes, se eligen a los responsables de la fiesta del próximo año. Los funcionarios principales son tres: Capitán, inca y alumbrante. Pero también se eligen mayordomos, responsable de la misa y a los comisarios para la corrida de toros. El capitán y la alumbrante, se acompañan con bandas de músicos y el inca lo hace con orquesta de cuerdas y viento. Los mayordomos pueden también contratar banda de músicos, si así lo desean. Cuando esto ocurre, la fiesta cuenta con más de dos bandas de músicos, que preferentemente vienen de Mallau, de Pampas Chico, de Yamor, de Huayllacayán o de lugares más lejanos como Llipa, Huanri, Huasta, de Paramonga o del Callejón de Huaylas. Si hay concurrencia de varias bandas, la competencia de músicos que el Municipio convoca para la noche de la víspera es el espectáculo más lúcido de la fiesta del año.
La comparsa del capitán lo integran él, sus vasallos que habitualmente son dos pero pueden ser también cuatro. Visten terno oscuro, camisa blanca y corbata; sombrero de paja con adornos florales; una banda de pana con bordados de luces y una espada de metal en la mano. El Inca va acompañado de su general Rumiñahui y de seis a ocho pallas hermosamente vestidas. La vestimenta de gala del séquito del inca es la remanga, confeccionada de tela blanca, con amplias blondas, adornos de plata, un hacha también de plata y una corona con muchas piedras preciosas. Capitanes e incas, cambian de vestimenta de gala durante el día central y el segundo día.
Las coreografías. Durante la fiesta en honor al Señor de Chaucayán en Cajacay, las comparsas del capitán y del inca bailan casi del mismo modo que en los demás pueblos de la provincia. El capitán recorre las calles al son de marchas militares o de hauyllishiadas, según los estilos de cada día. Bailan y hacen bailar al público principalmente el huayno, pero matizan con otras piezas musicales modernas que exige el público, especialmente migrante, que retorna a su tierra de origen. El inca recorre las calles con una melodía especial. En los cruces de las calles y en las casas que visitan cantan las pallas, con otra melodía también especial. Hasta aquí los rituales de la fiesta siguen patrones preestablecidos por la costumbre.
Sin embargo, en Cajacay y en los pueblos del alto Fortaleza (Marca, Ichoca, Pampas Chico) marcan diferencia en el arte coreográfico de sus funcionarios durante los días centrales del 3 y el 4 de mayo. Esta diferencia que sólo se da en esta microrregión consiste en la presentación de la danza del capitán y en escenificación de la cuadrilla por el séquito del inca. Según la versión de los ancianos del lugar este es un invento nuevo de la juventud, en imitación de la costumbre de lo que hacen en la fiesta de Ichoca, pueblo vecino del otro lado del río, perteneciente a la provincia de Recuay. La danza del capitán consiste en la presentación acrobática de sus integrantes al son de una música de ritmo marcial y ligero. Cuando la banda de músicos toca este ritmo, ya sea en los recorridos por la calle o en el patio de las casas de funcionarios o autoridades, el capitán y sus vasallos inician los movimientos acrobáticos con los pies y el cuerpo, con una agilidad y destreza que sólo lo pueden ejecutar jóvenes muy bien entrenados. Este es un baile de espectáculo, que no permite la participación habitual del público. Supone agilidad, resistencia y buen físico. Por esta razón, el capitán y sus vasallos tienen que ser en Cajacay gente joven. Si el funcionario es una persona de mayor edad, esta danza tiene que ser ejecutado por su hijo, su sobrino o una persona contratada. Los especialistas en la danza del capitán vienen especialmente de Ichoca, pero también se reclutan entre los jóvenes migrantes de la localidad.
Por el lado del inca, la ejecución de la cuadrilla está reservada para los dos días principales de la fiesta y siempre debe hacerse en casa de funcionarios o autoridades donde debe haber un amplio espacio. Participan de la cuadrilla, el inca, el Rumiñahui, las pallas, el rucu, y varias personas más especialmente designadas para este acto. Cuando la orquesta entona la melodía para la ejecución de la cuadrilla, los bailantes se acomodan en el patio haciendo un círculo y luego evolucionan haciendo variadas figuras coreográficas, tomándose de las manos. El inca da la pauta, cogiendo a sus pallas una a una e iniciando una estampa diferente. En el segundo momento, la orquesta interpreta la misma melodía, pero esta vez es el conjunto de acompañantes que repiten lo que el inca y una de las pallas ha ejecutado. Cambian las estampas de acuerdo a la secuencia aprendida de antemano, de tal suerte que cada estampa tiene un comienzo, un clímax y un fin. Cuando los danzantes terminan de ejecutar cada una de sus coreografías, el público aplaude. El paquete completo de coreografías aprendidas para la danza de la cuadrilla consta de 24 mudanzas. En la mayoría de los casos, ejecutan doce mudanzas, sólo en casos especiales y por exigencia de las autoridades o funcionarios deben ejecutar las 24. Al igual que en la danza del capitán, en las evoluciones de la cuadrilla no participa el público asistente, sólo actúa de espectador. Luego viene el cambio de los músicos y la banda interpreta generalmente un huayno y el público asistente entra en escena.
La captura del inca. En Cajacay, como en todos estos pueblos del sur de Ancash, la representación artística de la captura del inca es el espectáculo más importante. Se realiza el 4 de mayo, segundo día de la fiesta, en la plaza pública del pueblos. Para el acto de teatralización de la captura, el séquito del inca y sus acompañantes se visten con su mejores indumentarias de gala. Asisten a la misa de media mañana y recorren las calles al son de las melodías que interpretan los músicos de la orquesta que los acompaña y del canto coral de las pallas que enarbolan sus pañuelos multicolores que llevan en las manos. Estos mismos pasos realiza también el capitán: acompañan el rito de la misa y la última procesión, recorren las calles visitando a las autoridades y participan del banquete que ambos funcionarios ofrecen ese día. Al caer la tarde, el séquito del inca sale otra vez a las calles, seguido de cerca por el grupo del capitán, que a esta hora salen a caballo. Cuando llegan a la plaza, se ubican los contendientes hacia ambos extremos y bailas distintas piezas musicales. Llegado el momento hacen un breve simulacro del encuentro de Pizarro y Atahualpa. Cuando el diálogo se rompe por la energía de las respuestas del inca se inicia la persecución por el perímetro de la plaza. Este acto lo hacen a los acordes de la huaayllishiada, una tonada de corrido que interpretan las bandas de músicos.
Capturar al inca en Cajacay es una tarea difícil para los Pizarros, que persiguen en tropel de caballos, en un guerra de caramelos que el público lanza sobre los hombres a caballo. Las pallas y los acompañantes del inca, a la que se suman los familiares y amigos, protegen al inca en círculo cerrado. Los Pizarros deben romper este círculo y penetrar al centro con sus emisarios para capturar al último gobernante del Tahuantinsuyo. Primero de apoderan de las pallas, levantándolo en vilo al caballo. Una a una, las pallas son cogidas y colocadas sobre las monturas de los caballos y luego lo pasean por el perímetro de la plaza como trofeos de guerra. Entretanto el inca, trata de refugiarse en la iglesia donde se encuentra la imagen del Señor de Chaucayán. Pero los Pizarros arremeten sobre él y lo capturan para luego intentar darle muerte simbólica. Una y otra vez intentan cortarle por el cuello con sus relucientes espadas. Pero el pueblo interviene masivamente, gritando: “Mañana, mañana ...” La opinión popular es escuchada por los conquistadores y el inca es “perdonado” supuestamente hasta mañana. Allí termina propiamente el acto de representación teatral de la captura del inca. El inca no es ejecutado, se queda en el olvido por las súplicas del pueblo. Lo que viene después es la continuidad de la fiesta, con bailes delante del local del Municipio y luego en las casas del capitán y del inca.
El Cequia Piché en Raquia.
Raquia es la capital del distrito de Antonio Raimondi. Está situado a tres Km abajo de Cajacay. Lleva el nombre del naturalista ítalo-peruano en memoria de que él residió un tiempo en Raquia, tierra de magnífico clima, reponiéndose de energías después de su largo recorrido por estos pueblos. En el pueblo cuentan una anécdota de don Antonio: que fue encarcelado por los comuneros al haberlo confundido como un vagabundo y loco, que caminaba de un lugar a otro observando plantas, insectos y quedándose largos ratos contemplando el cielo. El local de la cárcel antigua que está a un costado de la plaza, no se cayó con el sismo de 1970. Queda como una reliquia histórica que alojó a don Antonio.
El Cequia Piché. La fiesta-faena costumbrista conocida como el Cequia Piché es un evento propiamente agrario, similar a la Champeríade los pueblos del valle de Santa Eulalia o el Yarka Aspiy de Puquio. Sus orígenes se pierden en tiempos prehispánicos. Por esta razón los comuneros de hoy dicen que el cequia piché es “del tiempo de nuestros abuelos”. En Raquia tiene fecha fija: del 3 al 6 de febrero e involucra a todos los comuneros y a los usuarios de la infraestructura de regadío para el cultivo de las sementeras a través de sus tres canales principales: Quemishpampa, Quiapampa y Paraíso. Este acto costumbrista es trabajo y es al mismo tiempo fiesta para los raquinos. Es trabajo, porque en esos cuatro días continuos del 3 al 6 de febrero limpian y le dan mantenimiento a los canales de regadío del pueblo. La faena está organizada de la siguiente manera:
Día 3 de febrero: toma de Quemishpampa a Désagua (3 Km). Participa toda la comunidad.
Día 4 de febrero: ramal de Désagua a Bocana y ramal de Désagua a Cruz Pata (1 Km). Participan sólo los 44 usuarios de cada ramal.
Día 5 de febrero: canal de Quiapata (1.5 Km). Participan sólo los 48 usuarios de este canal.
Día 6 de febrero: Canal de Paraíso (2 Km). Participan los 60 usuarios de este sector.
Para el cómputo del total de las familias que usufructúan las aguas del canal principal que nace en Quemishpampa toman en cuenta el padrón de comuneros en el que figuran 110. Ese día están obligados a trabajar todos, por ancestral costumbres, y porque por ese canal llega a Raquia “el agua bendita”, que “moja a todos y alimenta a todo el pueblo”. Anualmente se presentan al primer día de la faena casi la totalidad de los comuneros. Los pocos que faltan deben pagar una sanción acordada en asamblea de comuneros. En cambio los tres días siguientes trabajan en cada canal de riego sólo los que tienen chacras en esos sectores. Asiste casi el 100%, porque allí están sus intereses familiares. De los frutos de esas chacras depende la subsistencia familiar. Si por ausencia o por alguna otra razón un usuario no puede asistir a la faena, envía un peón para que lo represente y si esto no es posible está obligado a pagar una elevada multa acordada en cada sector.
La organización. El régimen orgánico de la faena-fiesta del Cequia Piché está compuesto por las autoridades y por los usuarios y regantes en general. Todo el sistema de la organización está bajo la autoridad de la comunidad campesina y sus acuerdos de asamblea general. Pero la ejecución de los trabajos y ritos corren por cuenta de las autoridades de riego. Funciona para estos casos la siguiente jerarquía:
El Juez de Paz: preside todos los actos de la faena y los rituales.
El Presidente de la comunidad campesina: acompaña al Juez de Paz.
El Comité de Regantes: controla los padrones de usuarios de cada sector de riego.
El Distribuidor de Aguas: controla el trabajo de los comuneros y usuarios.
El Topero: se encarga de distribuir topos a cada trabajador a lo largo de los canales.
Todas las autoridades citadas y las autoridades de la comunidad y del distrito participan en estos actos pero no trabajan. Se encargan de controlar la eficiencia de los trabajos y de atender constantemente a los trabajadores, con bebidas alcohólicas, chicha y música. Caminan siempre delante de los trabajadores, atendiendo a los invitados, a los visitantes y a los faeneros. Cada faenero, ya sea en el canal principal de Quemishpampa o en los otros canales recibe su topo de 2 a 3 metros de longitud y lo limpia de las piedras, malezas, champas que han crecido durante el año. De acuerdo a la longitud de cada canal, los faeneros reciben entre diez y veinte topos por día de trabajo. De trecho en trecho, el topero ordena descansos. Durante estos intervalos hacen el brindis general y escuchan la música que los acompaña durante todo el día. La provisión de las bebidas para la atención de los trabajadores y la contratación de los músicos corre por cuenta del Comité de Regantes, del Distribuidor de Aguas y de las asociaciones de usuarios de cada sector de riego.
La fiesta del trabajo. En Raquia, dar mantenimiento anual a los canales de riego es motivo de alegrías y expresiones de jolgorio popular. Estas actitudes complementan al trabajo de poner en óptimas condiciones los canales de riego para todos los espacios irrigables de los comuneros parceleros de Raquia. La parte festiva que aún se conserva desde tiempos prehispánicos consiste básicamente en tres elementos adicionales a la faena: acompañamiento musical, comidas y bebidas y juegos entre adultos.
El acompañamiento musical consiste en la presencia de uno o dos músicos de pito y caja que acompaña a la faena de la limpia acequia y a los momentos de reunión fuera de los trabajos. Las autoridades del Comité de Regantes y las Asociaciones de usuarios se encargan de contratar al músico o los músicos, para la animación de cada sector de los trabajos. El músico de pito y caja es la persona que interpreta música tañendo el tambor o caja con una mano y entonando melodías con la flauta de caña de tres orificios con la otra mano. Si ha sido contratado un solo músico, él sólo se encarga de producir música de todo tipo durante todo el recorrido de trabajo de las acequias. Si son dos, entonan las mismas melodías y ritmos dándole mayor densidad a la música. Son los que le dan alegría al trabajo de los faeneros y le proporcionan el toque festivo al ambiente. Los comuneros no bailan mientras los músicos tocan durante el trabajo. Sólo en los descansos y en los momentos de alegría después de las comidas se animan a bailar, al son de las melodías que interpretan estos sobrevivientes de la música de raíces prehispánicas.
La comelona popular. Es el otro ingrediente del Cequia Piché de Raquia. Se trata del banquete que se sirven cada día de los trabajos, allí donde descansan en la hora del almuerzo. Son las mujeres que esos días se movilizan para preparar en sus casas los mejores potajes típicos del lugar para degustarlo en el campo, de lo mejor que han producido el año anterior, con las aguas que discurren por esos canales hasta las chacras de cada parcelero. Dicen ellos, que es la comida que se sirven “en agradecimiento a la pacha mama”. Cada familia, esposas, hijas, nueras, llegan al lugar indicado con sus cargamentos de comida preparada y sirven en campo abierto sobre manteles bordados extendidos en el suelo. Los platos favoritos son el picante de cuy, estofado de gallina, picante de conejo y todo tipo de asados, frituras, tamales, quesos. Para comer forman círculos, incluyendo a los invitados y visitantes, quienes son muy bien atendidos por los lugareños. A la comida adicionan bebidas alcohólicas de todo tipo: ron o alcohol rebajado, anizados, cognac, vino, wiski, chicha. El brindis lo hacen las autoridades con todos los comuneros asistentes y visitantes. Por lo general, a medio día de los días de trabajo llegan los visitantes de los pueblos vecinos. Vienen de Cajacay, de Colca, de Mallau, de Chaucayán, de Chasquitambo y de Paramonga y Barranca. La comida y bebida alcanza para todos los asistentes.
El juego de los prisioneros. También practican un juego que llaman: los prisioneros. Estos juegos comienzan el primer día de trabajo, después de la comelona del medio día. Consiste en apresar a los varones descuidados y encerrarlos en la cárcel del pueblo. De esto se encargan las mujeres, preferentemente las solteras, que al menor descuido se lanzan sobre los varones para apresarlos violentamente. En la mayoría de los casos se producen forcejeos, intentos de escape y persecuciones de mujeres a varones. La fuerza y la astucia de las mujeres se impone al final. Al caer la tarde hay muchos detenidos en la cárcel del pueblo, arduo trabajo de las aguerridas mujeres raquinas. Preferentemente son apresados las personas pudientes y de mejores recursos, por su mayor rentabilidad para los fines de la faena-fiesta. Los “presos” recobran su libertad cuando la familia ha pagado una “caución” consistente en botellas de licor que imponen las mujeres. El almacén de licores recaudados sirve para seguir animando la fiesta hasta altas horas de la noche. “Hasta Raimondi estuvo preso en esta cárcel, qué corona tienen los propietarios de Raquia para no estar adentro”, comentan las entusiastas mujeres que han encarcelado a viva fuerza a varios trabajadores del Cequia Piché.
El valle de Andahuaylas (Apurímac)
El paisaje natural. Andahuaylas está situado en uno de valles interandinos del departamento de Apurímac. Por el centro del valle discurre el río Chumbao, que nace de las cumbres y pequeñas lagunas del lado sur de Andahuaylas, por lo que es conocido también como la cuenca del Chumbao. Está rodeado de altas colinas con vegetación natural compuesto de arbustos de mediana altitud y donde abundan aves y animales silvestres menores. Hacia el lado este se abre un recodo de la cuenca que lleva las aguas del Chumbao hacia el río Pampas, uno de los afluentes del río Apurímac que a su vez da sus aguas al río Ene. Esta cuenca se proyecta hacia la selva a medida que el terreno baja hacia el este y el clima aumenta en calidez. Hacia el lado norte de Andahuaylas se elevan montañas altas con vegetación cada vez de menor altura hasta las punas de las alturas de Uripa y Chincheros donde la flora está formada sólo de ichu y el viento frío favorece al habitat de las aves de puna, donde los patos y las huallatas son las aves propias de la zona altoandina. Hacia el sur de la capital de la provincia se alzan también otras montañas con vegetación y animales propios de la zona. Por las cumbres del lado sureste, Andahuaylas se une con la cuenca de Abancay, coronado por la cordillera de Ampay, cuyo pico nevado más alto se eleva a los 5,235 m.s.n.m.. De las cumbres, manantiales de altura y de pequeñas lagunas naturales discurren las aguas hacia el lado de Abancay para formar varios afluentes del río Apurímac.
El paisaje cultural. Desde antiguo, el hombre andino ha ocupado este ubérrimo valle, llamado Antahuaylla en quechua. Las distintas ocupaciones humanas han ido modificando el paisaje hasta convertirlo en un apacible paraje donde la vida humana ha sido propicia. Allí se ha desarrollado una agricultura y una ganadería de óptimos resultados, por su clima variado: templado, semifrío frío; por la abundancia de agua para el riego y por las bondades de la tierra para la producción agraria. Distintos grupos étnicos han ocupado sucesivamente Andahuaylas. Por los vestigios arqueológicos sabemos que allí se asentaron los huaris, quienes desarrollaron eficiente agricultura de riego y también pastoreo de camélidos sudamericanos. Fue también asiento de etnias quechuas. Pero con el surgimiento de la etnia chanka alrededor del siglo XI de nuestra era, en Sondor, Curamba y otros asentamientos se formó el centro administrativo y militar de esta cultura.
Los chankas fueron magníficos agricultores, pero fueron también bravos conquistadores de espacios. Con el arte militar de sus líderes, los chankas conquistaron sucesivamente a varios grupos étnicos, como a los pokras, huancaswilcas, rucanas, soras y otros. Con ellos formaron la Confederación Chanka que enfrentó a los quechuas cusqueños. Lograron conquistar el Cusco, pero fueron derrotados por las fuerzas de Yupanqui, que luego de sus hazañas fue ungido como el inca Pachacútec (Tello, 2002; Sub Región Chanka, 2002). Terminada la cruenta guerra con los incas formaron la Confederación Inca – Chanka, la misma que dio origen al denominado Imperio del Tahuantinsuyo.
Hoy, el paisaje cultural de la cuenca del Chumbao es de lo más pintoresco. El valle y sus cerros están muy bien cultivados por los campesinos, que siembran tubérculos, cereales y todo tipo de recursos alimenticios correspondientes a los distintos ecosistemas. La chacra, con sus cercos, sus muros perimétricos y sus sementeras le dan vida y color al valle. Se matizan con bosques de eucaliptos que ocupan grandes espacios, alisos y cipreses que le dan verdor a los campos. En las sombras de estos grandes árboles hay plantaciones de frutales de manzanos, melocotones, ciruelos y de muchas variedades de flores. Especialmente las tierras de Andahuaylas y Talavera, que están en la parte más baja que San Jerónimo, el multicultivo es una característica del paisaje cultural de esta región. Hasta allí llega una carretera afirmada, vía Chincheros y Ayacucho y también de Andahuaylas a Abancay y Cusco. Andahuaylas como capital de la provincia y Talavera y San Jerónimo como distritos importantes de la cuenca, cuentan con todos los servicios de salud, de educación, de agua, desagüe, luz eléctrica, servicio telefónico, microondas de televisión, comandancia policial, etc. También cuentan con adecuados servicios de hotelería, restaurantes y un dinámico comercio urbano. Cada centro poblado cuenta con mercados de abastos, con tiendas, con vendedores ambulantes y con ferias tradicionales. Con todos estos servicios, los pueblos del valle de Chumbao se presentan al visitante como una región en dinámico proceso de modernización.
El Sondor Raymi en la Semana de Antahuaylla (Andahyalas)
Una nueva fiesta regional se está gestando en tierras andahuaylinas, es la fiesta del Sondor Raymi, denominado también la Epopeya Chanka, que las autoridades de esta provincia lo vienen implementando desde 1998. Tiene lugar durante la Semana de Antahuaylla, del 18 a 24 de junio de cada año, en la que se festejan sucesivamente tres tipos de celebraciones: el Sondor Raymi, los aniversarios de la provincia y de los distritos y fiestas patronales. La fiesta del Sondor Raymi es una ceremonia que busca rememorar el glorioso pasado de la cultura chanka, afirmar la identidad cultural de estos pueblos y al mismo tiempo pretende atraer el turismo hacia Andahuaylas. Así mismo busca que el andahuaylino internalice las raíces de su origen chanka del que sienten comprensible orgullo. La ceremonia se articula con el aniversario de la creación política de Andahuaylas y de varios de sus distritos, dando lugar a una semana de celebraciones en donde se espera la visita de mucha gente que ha migrado a otros lugares y también gente foránea, en una época de expansión del turismo como medio para el desarrollo de las regiones.
Durante esta semana se realizan actividades en cada uno de los principales distritos del Valle de Chumbao: San Jerónimo, Andahuaylas y Talavera, en directa coordinación con las autoridades de la Región y con la Municipalidad Provincial. En el programa elaborado para el 2003, se incluyeron actividades como la carrera de mototaxis, automóviles, ciclismo, ginkana, corrida de caballos y serenatas en cada uno de los distritos mencionados. En todas estas actividades programadas participa la población, la policía y los soldados del Cuartel del Ejército de Andahuaylas. El día central de los aniversarios se caracterizó por un desfile en la cual se hacen presente muchos comuneros, quienes orgullosos y altivos desfilan por las calles de la ciudad. Sin embargo no hubo este año ceremonia pública por el día del campesino, como lo hacen otros años, tal vez por que la gran mayoría de los hombres del campo está terminando de cosechar y trillar los cereales de la siembra y por darle mayor importancia a la nueva fiesta de identidad regional.
Desarrollo del programa del Sondor Raymi.
Los preparativos. La ceremonia de escenificación del Sondor Raymi, reconocida oficialmente el 2001, durante el gobierno transitorio de Valentín Paniagua, como parte de las fiestas de la identidad en varios lugares del país, se celebra el 18 y el 19 de junio, en dos lugares simbólicos: en la laguna de Pacucha, situado a 17 Km de Andahuaylas y en las ruinas de Sondor, situado a 21 Km, antiguo centro ceremonial de los chankas, que, en sus inicios (1998) era organizada por la Subregión Chanka, pero desde el año 2001 está a cargo del la Municipalidad Provincial de Andahuaylas.
Los preparativos para el Sondor Raymi se realizan con meses de anticipación. Invitan a todas las instituciones para que participen, al Cuartel del Ejercito, grupos culturales, a los centros educativos de donde suelen obtener a la mayoría de los actores para la escenificación. Durante el año 2003, a causa de la huelga nacional de docentes, la participación del alumnado fue mínima, por lo que se recurrió a pedir la colaboración de comunidades cercanas a Sondor, cuyos miembros entre niños, jóvenes y adultos aceptaron participar en dicha actividad. La selección del personal artístico que representaría a los personajes más importantes de los orígenes y la expansión chanka a la que denominan el Sondor Raymi estuvo a cargo del profesor Carlos Chávez, quien durante toda la escenificación, vestido de soldado chanka, dirigía al personal. La cantidad de participantes de ese año llegó a los 600 actores, quienes actuaron con mucho entusiasmo. El numeroso publico que asistió a Pacucha y a Sondor, permaneció durante horas para presenciar el espectáculo. La mayoría de la gente que asiste a estos actos viene de los tres pueblos principales del valle y de los pueblos del entorno, pero también asisten los migrantes de Lima y otras ciudades, turistas nacionales, muy poca cantidad de turistas extranjeros. La huelga magisterial tuvo impacto, las escuelas de la región estuvieron cerradas y la participación de maestros y escolares fue limitada en comparación a los años anteriores, según la opinión de los lugareños.
Otros distritos fuera del valle pertenecientes a la provincia de Andahuaylas participaron de diferentes formas. Ellos organizaron, por ejemplo, la elección de la Sumac Sipas (joven bonita) en una competencia interdistrital. Para la cual todos los distrito de la provincia enviaron a una representante campesina, tenía que ser joven, soltera y naturalmente bonita. La ganadora fue coronada como la Sumac Sipas del Sondor Raymi y recibió varios obsequios simbólicos, entre otros, dos pasajes Andahuaylas-Lima-Andahuaylas. El cetro que llevaba en sus manos tenía en la parte superior un choclo como expresión de la simbología originaria de la etnia de los chankas y de la principal actividad agraria del campesinado andahuaylino. Ella participa en los distintos homenajes de aniversarios y en la escenificación del Sondor Raymi.
El 18 de junio. Comienzan las actividades dedicadas al Sondor Raymi. Es la víspera de la fiesta regional. Llegan a Andahuaylas los visitantes de todas partes. Llega gente de las ciudades vecinas, de Ayacucho, de Abancay, de Lima. Los migrantes andahuaylinos de las ciudades, centros mineros, vuelven para presenciar la escenificación del Sondor Raymi. Llegan también turistas nacionales y extranjeros, aunque esta vez, por lo problemas sociales de la zona han venido pocos turistas. De los pueblos vecinos, distritos y anexos también llega gente, con sus aportes y también a participar en distintos papeles. Es día de preparativos y de serenatas por el Sondor Raymi y los aniversarios distritales.
Durante nuestro viaje tuvimos oportunidad de dialogar brevemente con los comuneros que venían de Pampachiri, un distrito situado al sur de la provincia. Ellos llevaban un cóndor que habían cazado en las alturas, que también participa en la escenificación en calidad de uno de los dioses de los chankas. Para cazar al cóndor habían matado un caballo, cuyo cadáver lo habían dejado en las alturas, mientras que un grupo escondido esperaba que el cóndor bajara a comer la carne del caballo. Esta emblemática ave andina tiene dificultades para volar cuando ha consumido mucha carne y éste es el momento propicio para ser atrapado entre varias personas. Los comuneros de Pampachiri llevaban el cóndor a Sondor para la actividad del día siguiente. Después de la ceremonia, el ave sagrada será alimentado con comidas y bebidas y luego se le dará libertad, como lo hacen todos los años en esta fiesta y en las corridas de toros de los pueblos de la región. Será la colaboración de Pampachiri para la escenificación, que en años anteriores han participado con mayor numero de cóndores, así como con números artísticos representativos de su pueblo. Otra parte de la gente de este distrito y los músicos se han quedado en el pueblo, ellos también están de aniversario.
La fiesta del Sondor Raymi, involucra también al distrito de Pacucha, donde esa noche se realizó una serenata en el frontis del Hotel La Laguna, a orillas de la laguna de Pacucha. A esta serenata asistieron muchos jóvenes, quienes después de divertirse con los conjuntos allí presentes acamparon en la misma zona. Asimismo, la semana de Andahuaylas comienza paralelamente ese día, con la realización de la carrera de mototaxis.
El 19 de junio. Es el día del Sondor Raymi o Epopeya Chanka. Consiste en representar teatralmente el origen mítico de los chankas en la laguna de Choclococha y también la epopeya de sus conquistas y esplendor de su nación. Con este objeto, los organizadores, los artistas que intervienen y el público en general se traslada esa mañana hacia la laguna de Pacucha primero y luego a las ruinas de Sondor que los separa por sólo 5 Km.. El recorrido hasta el primer lugar de la escenificación del Sondor Raymi es de aproximadamente 30 minutos. El público y los actores estaban allí desde muy temprano. La Municipalidad Provincial se encarga de trasladar a los actores, de darles desayuno y almuerzo, pues esta escenificación dura todo el día.
Es notoria la participación masiva de comuneros voluntarios de diferentes comunidades como Lluypapuqui, Ancatira, Kupisa, las tres pertenecientes al distrito de San Jerónimo, Huancabamba, Soqlaya del distrito de Andahuaylas. Entrarán también en escena los soldados que se encuentran realizando su servicio militar en la base Chanka, perteneciente al Batallón de Infantería Nº 63 y al Batallón de Ingeniería Nº 241; así mismo participarán grupos culturales como Antahuaylla y alumnos del ISPA. Al consultárseles sobre su participación informaron que habían sido invitados y lo hacían por lo que ellos eran de la zona, por lo tanto chankas. Se sentían orgullosos que este año los hayan convocado a ellos y no a alumnos, quienes no hicieron bien las representaciones de años anteriores. Todos ellos representarán a las diferentes etnias conquistadas por los chankas, así como a los soldados de los conquistadores, al mando de su líder legendario Anco Ayllo. El vestuario fue preparado por la Municipalidad Provincial. Algunos usaron lo que traían, otros como los que harían el papel de yakurunas (hombre del agua) habían tejido su propio vestuario con totora de la laguna. Las indumentarias variaban según el cargo del personaje al cual representaban.
La leyenda de origen. La ceremonia inicial de Pacucha es una recreación del origen mítico de la nación Chanka, así como del éxodo y de la conquista del valle de Antahuaylla, al mando del héroe cultural Osqowillka o Uskuwillka. Según la leyenda, Osqowillka salió de la laguna de Choclococha en Huancavelica para fundar en ese territorio la cultura de los Chankas y emigrar hasta Andahuaylas para fundar allí el centro directriz de la nación. La laguna pacarina de Choclococha se encuentra en territorio de Huancavelica, lejos de Andahuaylas, por lo que la escenificación se inicia en la hermosa laguna de Pacucha, situado a sólo 17 Km de Andahuaylas, que simbólicamente representa a la laguna de Choclococha.
Ese día, los alrededores del lugar de la escenificación estaban llenas de gente que venía a observar esta nueva costumbre. Algunos se ubicaron en lugares preferentes desde el día anterior y otros pugnaban por ubicarse bien a medida que ivan llegando con todo tipo de movilidad o caminando a pie. En los alrededores del espacio donde se presenta la legendaria escena de aparición del héroe cultural de la región se formó una feria informal de comidas y bebidas, en donde se expendía chicharrones, asado de carnero a la braza y otros platos típicos, preparadas con fogones de leña. En la laguna ya se había colocado una canoa, acondicionada en forma de pirámide, desde donde Osqowillka llegaría a las orillas, ordenado por los dioses (el puma y el cóndor) a llevar a sus habitantes a mejores tierras. Alrededor de la pirámide hecha de juncos, habían pequeñas canoas forradas también de juncos. Oskowillka llega a tierra acompañado de los Yacurunas (hombres del agua), con vestidos de junco, quienes conforman sus primeros guerreros. El héroe al llegar a tierra, usando su huaraca (honda) lanza piedras en distintas direcciones. Las piedras al impactar sobre las rocas quedan transformados en hombres. Con estos hombres formará su ejército, con el que dará inicio a la conquista y expansión de la nación Chanka.
Por las limitaciones que la situación social exigió, este año solo se representaron en la escenificación, a las etnias de los Rucanas y Huancawuilcas, así como el de los de la zona quechua de Antahuaylla. Esta limitación se produjo porque se reclutó sólo 600 actores, en vez de 1,500 que participaron en años anteriores. La historia cuenta que la conquista y expansión regional de los chankas duró aproximadamente 40 años. Durante ese tiempo, las fuerzas de Oskowillka conquistaron varias etnias por la fuerza de la guerra, mientras que otros grupos étnicos se le unieron pacíficamente. Con todos estos pueblos conquistados formaron la Confederación Chanca. Escenificar estas gestas supone la participación de mucha gente.
La gesta del Sondor Raymi. Para escenificar la conquista de la etnia quechua de Antahuaylla (hoy Andahuaylas) se adecuó un escenario en las ruinas de Sondor. Es un centro ceremonial prehispánico que fue el centro de operaciones de la nación Chanka. Los actores fueron movilizados de Pacucha a dicho lugar en varios vehículos proporcionados por la Municipalidad Provincial. El público que estuvo presente en la laguna de Pacucha también se traslada a Sondor apenas terminan los ritos de origen. En Sondor también se aseguran un lugar adecuado en las cercanías de las ruinas y en los cerros aledaños para presenciar los actos de la guerra de conquista de los chankas y la marcha final de los soldados hacia el Cusco, centro administrativo de la etnia quechuas. En este segundo escenario los actos de la representación del Sondor Raymi se realizan durante toda la tarde.
Previo a los actos centrales en Sondor, diferentes grupos de artistas actúan para animar la tarde. Esta vez participaron grupos como Ricchari LLaqtaq, Sisay, C.C. San Jerónimo, grupos parroquiales y otros. Cada grupo ejecuta música típica de la región en la que intervienen también danzantes de la provincia. Los grupos musicales y de danzas se hacen presentes colaborando con la fiesta, entretienen al público que espera el espectáculo central desde tempranas horas. Gran cantidad de vendedores de comidas y bebidas se instala en lugares aledaños, tanto los que se han inscrito ante la Municipalidad como también los informales que venden de todo al público asistente.
Para la escenificación en Sondor se hace uso de un amplio espacio de los restos piramidales de sus antiguos habitantes, donde se ubican las fuerzas combatientes. Los chankas están comandados por el valeroso líder Anku Ayllu, surgido en la época del esplendor Chanka. Desde los cerros aledaños a las ruinas bajan los soldados comandados por sus jefes respectivos. Por el cerro Lalay bajan los guerreros de Uranmarca y por el cerro de Huaycón aparecen las huestes de Wankaramas. En medio de gritos y algarabía se traban en combate fiero entre las dos fuerzas. En el fragor de la lucha, un grupo avanza haciendo retroceder al enemigo. Durante la retirada, los soldados que bajaron de los cerros vuelven a subir a los mismos montículos una y otra vez perseguidos por el enemigo. Al final, las fuerzas de Anku Ayllu logran derrotarlos a todos y con ellos forman la Confederación. Hay un momento de transacciones, de paz y de conformación de una sola nación. Una vez consolidada la unidad de los pueblos conquistados, Anku Ayllu y sus seguidores acuerdan hacerle guerra a los cusqueños. Entre gritos de entusiasmo y orgullo de una nación unida y fuerte, la numerosa legión de soldados chankas muy bien armados de mazas y hondas inicia la marcha hacia el sur. Encabezados por su líder, los soldados chankas se alejan del escenario, entre cánticos y vítores. La marcha hacia el Cusco marca el epílogo de la escenificación, cuyos largos pasajes han sido expresados en lengua quechua, que los actores han aprendido, de acuerdo a un libreto que los organizadores tienen preparado desde hace ya varios años. Aproximadamente a las 6.30 de la tarde termina la escenificación del Sondor Raymi.
El Tinkuy Raymi de Curamba. La celebración del Sondor Raymi no es la única de la zona de Andahuaylas. El día 22 del mismo mes, en el distrito de Qishuará se realiza la fiesta del Tinkuy Raymi de Curamba, en la zona arqueológica denominada Curamba. Sobre las hermosas edificaciones piramidales de Curamba, que culmina en el ushnu o centro ceremonial de los antepasados se escenifica otro pasaje de la historia de los chankas. Se teatraliza el encuentro (tinkuy) de los líderes de las dos naciones más poderosas de la zona sur: chankas e incas, lideradas por Anku Ayllo y Pachacútec. En este lugar simbólico se representa la formación de la Confederación Inca – Chanka con similar prestancia que el de Sondor Raymi. La escenificación de Curamba convoca igualmente a todas las instituciones: a los escolares, jóvenes de la comunidad y muchos comuneros, quienes participan formando el ejército de los chankas como al ejército de los incas. Dicha representación viene realizándose desde el año 2000 y tiende a mantener continuidad.
Los aniversarios distritales. El 20 de junio es el día que comienza la fiesta del aniversario de la provincia de Andahuaylas y de los tres distritos del valle de Chumbao: Talavera, Andahuaylas y San Jerónimo. El 20 es la víspera de la fiesta cívica. Las autoridades municipales y los directivos del Instituto Nacional de Cultura filial de Andahuaylas ultiman los preparativos. Durante el día se llevaron a cabo diferentes actividades. Por la mañana, gimkana de los soldados en Andahuaylas, carrera de caballos en los alrededores de Talavera, carrera de autos entre San Jerónimo y Andahuaylas.
Las serenatas. La noche del 20 de junio, en las plazas de los distritos de Talavera, Andahuaylas y San Jerónimo se realizaron las serenatas por el aniversario de los tres distritos, con la asistencia de muchos grupos invitados por las Municipalidades distritales. Durante las serenatas, las plazas principales de los tres distritos se llenan de gente para disfrutar del programa musical y de bailes. Asisten mayoritariamente los jóvenes de ambos sexos y adolescentes, quienes participan del baile o asisten como espectadores. Por lo observado, los jóvenes procedentes de las comunidades, así como los adultos se reconocen en todos estos actos públicos como andahuaylinos descendientes de los chankas. Esto se nota con mayor claridad en aquellos que han accedido a estudios superiores. En ellos hay mayor conciencia de la valoración de sus orígenes y de la importancia de sus costumbres, en la gente de los sectores campesinos los elementos de la identidad están mejor expresadas en sus tradicionales costumbres que en la consideración de su origen chanka. En la juventud citadina de Andahuaylas, Talavera y San Jerónimo, la expectativa por lo novedoso que viene de Lima y todo lo que viene de fuera es muy fuerte. Para ellos, estos nuevos elementos culturales le dan más brillo y prestancia a las fiestas
Para las serenatas se habían invitado a diferentes grupos musicales de la zona, así como a algunos grupos conocidos, que fueron contratados para animar la mayor parte de la noche. En Andahuaylas actuaron los grupos musicales Ushpa y Yawar. Alrededor de la plaza se realizó una feria de comidas y bebidas. Las autoridades del lugar, para identificarse se vistieron con un poncho marrón de la zona. En San Jerónimo, se armó una pequeña feria de venta de comidas, así como del famoso ponche de maní. Al son de la Banda del Ejercito se dio inicio a la serenata. Se repartió ponche de maní y la gente bailó al ritmo de la banda de músicos. Aparte de diversos grupos, estudiantinas y solistas contrataron al grupo Cassio, quienes se encargaron de animar la fiesta a partir de la media noche
El 21 de junio. Es el día central de los aniversarios. En cada uno de los tres distritos, a la misma hora se realizó el desfile conmemorativo. Participaron las diferentes instituciones existentes en cada jurisdicción, como son PRONOIE, CEI, cuyos niños vestían atuendos de la zona o representaban personajes chankas (como Anqo Ayllo). También participan escuelas, colegios, institutos, universidad, personal del hospital, posta, integrantes de los vasos de leche de las diferentes comunidades pertenecientes a cada distrito. En el estrado de autoridades se ubican el Alcalde, regidores, comandante de la policía, párroco. El público ocupa todo el perímetro de la plaza y aplaude el paso de las delegaciones del desfile.
En San Jerónimo el público aglomeró los bordes del parque que da frente a la Municipalidad. Muchos comuneros llegaron para participar en dicho desfile, todos con sus trajes típicos. Los alumnos, por niveles, fueron los primeros en cruzar el estrado. Muchos padres observaban orgullosos el pasos de sus pequeños, los últimos en desfilar fueron comuneros que vinieron de las zonas aledañas. La mayoría de las mujeres y algunos hombres, en son de respeto, se quitan el sombrero al pasar ante los máximos representantes de la zona. Asistieron también comuneros de centros poblados menores como Ancatira y LLuipapuquio que marcharon marcialmente. Los que no marchaban o terminaban de marchar se acomodaban en las aceras laterales por donde pasaba el desfile aplaudiendo a los que desfilaban. Con estas actividades concluye la parte de los aniversarios de los distritos. Lo que continúa son los actos protocolares en cada municipio donde cada autoridad edil hace el brindis correspondiente.
Las festividades patronales. Del 22 al 24 de junio están dedicados a los cultos religiosos.Las festividades por la provincia de Andahuaylas han terminado. Comienza la tercera parte de las festividades de la semana de Andahuaylas: la actividad religiosa del 22 de junio, día del Corpus Christi. Esta festividad cristiana coincide con el solsticio de invierno y en Andahuaylas se escucha misa y se saca en procesión alrededor de la plaza principal al Santísimo Sacramento. Para dicho acto los diversos grupos religiosos e instituciones públicas y privadas preparan alfombras de flores en los alrededores de la plaza, dibujando diversas figuras en el suelo. Desde el día anterior los integrantes de los grupos parroquiales se movilizaron a diversos lugares en busca de flores, en especial las flores amarillas de retama que abundan en todo el valle. Acompañaron a la procesión muchas personas del lugar, integrantes de la parroquia, coros formado por niños, adolescentes, jóvenes, pobladores del distrito y comuneros que se hallaban en la zona
Dentro de las festividades religiosas se celebra también a San Juan Bautista, patrón de varias comunidades de Andahuaylas, cuyos ritos se hacen el 23 y el 24 de junio. En la iglesia matriz de Andahuaylas se celebra con misa y procesión. Los mayordomos de las comunidades que tienen este santo como patrono, nueve en total, se acercaron al templo para presenciar la misa en honor a San Juan Bautista portando una cruz. Después de estos rituales en la capital de la provincia, los mayordomos de las comunidades retornan a sus comunidades a continuar con la festividad en su propia localidad. Una de las cruces pertenecía al distrito de San Jerónimo donde existe una capilla dedicada a San Juan Bautista. Una banda acompañó la procesión alrededor de la plaza de San Jerónimo. Concluida la procesión, la banda se colocó al centro de la plaza y empezó a tocar melodías variadas, con las cuales el mayordomo y sus acompañantes se pusieron a bailar para luego entregar el cargo al nuevo mayordomo para el año 2004. Con estos actos religiosos termina la Semana de Andahuaylas.
LAS RELACIONES INTERCULTURALES
La interculturalidad es un proceso de interrelación social que se practica en distintas situaciones de cada pueblo y de cada región. No es un fenómeno nuevo, ha funcionado en todos los tiempos y en todo tipo de sociedades. No existe sociedad que esté absolutamente aislada de contactos sociales con otros grupos. Al contrario siempre se ha dado y se siguen dando contactos interpersonales, intersociales, interétnicos e internacionales de todo tipo. En nuestros tiempos con mayor razón, las interrelaciones se han multiplicado. En el nivel general, han contribuido a ello, las vías de transporte terrestre, marítimo y aéreo. Y en el contexto de nuestro país, contribuye a dinamizar este proceso, la construcción de carreteras longitudinales y transversales que unen ciudades, pueblos y villorrios de las provincias más alejadas de la capital y la ampliación las redes de distintos medios de comunicación que permiten mayores lazos de interrelación social entre la ciudad y el campo y las más intensas relaciones entre la gente de las mismas regiones. Dentro de esta realidad, las tradiciones festivas son magníficas ocasiones para ampliar estas redes e introducir múltiples innovaciones interculturales.
Funciona en sus dos niveles: interno y externo. Por la vía interna, la interculturalidad en estas fiestas costumbristas se da en la medida que participan los lugareños y la gente de pueblos vecinos, que interactúan en constante reciprocidad. En la vía externa, tiene que ver con la participación de los migrantes que retornan, la visita de gente foránea que gusta de las fiestas y el flujo de un turismo interno y extranjero que asiste a estos eventos, de acuerdo a su importancia y a su popularidad. La acentuada migración del campo a las ciudades de los últimos cincuenta años tiene una cuota muy importante en el proceso de cambios interculturales del mundo rural peruano. Los aportes siempre novedosos de los retornantes a las festividades de sus pueblos de origen están modernizando las formas tradicionales de los usos, costumbres y también la economía doméstica de los pueblos del interior (Altamirano, 2002). En los párrafos siguientes vamos a analizar las modalidades de la interculturalidad en dos de los eventos principales trabajados en este estudio.
Las interrelaciones en la fiesta de Santa Rosa. En Chiquián participan de la festividad principalmente gente de la localidad, de los pueblos del valle de Aynín, los migrantes que retornan y también de gente foránea, que llega de diversas regiones del país y del extranjero. La base social y cultural de esta fiesta es evidentemente la gente de la localidad de Chiquián. Ellos participan de diferentes maneras en la fiesta. En primer lugar, los funcionarios deben ser de la localidad, principalmente comuneros; pero por su propia dinámica, el complejo de la fiesta ha extendido este papel de funcionarios también a los migrantes, ya sean hijos de familias chiquianas, nietos, o yernos casados con damas chiquianas. Pero la mayoría de funcionarios son familias residentes en la localidad. Cada funcionario a su vez, invita a mucha gente, no solo de la localidad, sino también a gente de los pueblos vecinos, familiares y amigos residentes en poblaciones de costa y sierra.
En segundo lugar, asiste la gente de los pueblos vecinos. Viene gente de Huasta, de Aquia, de Pachapaqui, de Pacarenca. También vienen de Mahuay, Llámac, Pocpa, Pacllón, Roca, Cajacay. Durante los últimos veinte años, asiste también gente de Huallanca, de Recuay, de Huaraz y de varios pueblos del Callejón de Huaylas. Los visitantes de los pueblos vecinos inmediatos, difieren con los chiquianos, en la modalidad de los rituales festivos, en las vestimentas, en el habla. A mayor distancia de los visitantes, las variaciones culturales son también mayores, tanto en las vestimentas, en las costumbres, en el habla, para citar sólo los principales. Todos ellos interactúan durante los ocho días de la fiesta, haciendo amistades, compartiendo bailes, comidas o simplemente haciendo acto de presencia en las distintas fases de la fiesta. Durante los días de la festividad, las calles, los restaurantes, la casa de los funcionarios están concurridas de gente con vestimentas de variados tipos, de colores contrastantes y formas de identificación múltiple, en sus trajes, sus ponchos, sus sombreros y sus modos de hablar y hasta de caminar. Aquí se cruzan formas y colores de la diversidad, manifestaciones culturales distintas. Los chiquianos distinguen muy bien a la gente de los pueblos vecinos, cuyas mujeres usan vestidos de colores vistosos, la horma de sus sombreros son también distintas y su habla fundamental es el quechua. Mucha gente de los pueblos vecinos llega al medio día y regresa a su localidad por la tarde. Por la cercanía de los pueblos, unos van y vienen a pie o a caballo, por los caminos de herradura, pero también hay movilidad en camiones y micros para retornar por la noche a sus lugares de origen para volver el día siguiente. Con la sola concurrencia de gente de la región se nota la dinámica de las interrelaciones en la fiesta de Santa Rosa en Chiquián.
A esta localidad andina llega también gente nacional y extranjera de distintos lugares, que complica aún más el proceso de encuentros interculturales. Los visitantes que vienen de mayores distancias vienen de Huaraz, de Barranca y de Lima. Unos son familiares de los funcionarios, o chiquianos migrantes que trabajan en localidades importantes fuera de Chiquián que retornan en esta fecha festiva para disfrutar de las costumbres de su pueblo. Este contingente se aloja en sus propias casas, en casas de los familiares y de los amigos. Otros son visitantes que viajan expresamente a Chiquián para participar en la fiesta. Ellos abarrotan los hoteles y alojamientos de la capital de la provincia. El antiguo hotel San Miguel, modernizado en la última década, el hotel Los Nogales y el hotel Huayhuash, se llenan de gente durante todos los días de la fiesta. Otros tres alojamientos, menos equipados y de precios mucho más módicos también están llenos de visitantes durante la fiesta. Entre la gente foránea se cuenta también a los extranjeros, que llegan a Chiquián, a disfrutar momentos agradables de la fiesta o están de paso a la cordillera de Huayhuash. Los turistas extranjeros y también los nacionales que viajan como parte de los tours organizados por empresas de Huaraz o Lima, hacen la separación de sus alojamientos por teléfono, por fax o por e-mail en el Hotel Huayhuash o el de Los Nogales.
Otro contingente no menos importante es el de los comerciantes. Hay un número no determinado de comerciantes que recorre de fiesta en fiesta distintos pueblos andinos. Estos comerciantes ambulatorios, que traen productos de todo tipo, se instalan en dos o tres cuadras de la calle Bolívar y en las calles transversales, muy cerca de la plaza. Ellos se instalan en el suelo, cubriéndose del sol o de la lluvia con un plástico y en la mayoría de los casos duermen allí mismo. En una intersección de la calle Comercio y de Bolívar, se instalan los vendedores de comida. Es precisamente en estas calles de comerciantes ambulatorios por donde circula mucha gente, comprando lo que necesita: vestidos, zapatos, zapatillas, herramientas de labranza, radios, tocacasets, pilas secas, yerbas medicinales, casetes de música, etc. En todos estos establecimientos callejeros también se intercambian bienes de consumo como papas, maíz, trigo, quesos, carne y animales en pie, con electrodomésticos, ropa hecha, herramientas. Hay en estas relaciones de intercambio de productos, comunicación en castellano-quechua, costumbres variadas, maneras de vestir, de comprar, de pedir rebaja de precios, de regatear, de bromear. La interculturalidad tiene en estos casos muchos matices interesantes (Robles, 1996; Fuller, 2002).
Por su posición estratégica para el turismo hacia la cordillera de Huayhuash, Chiquián recibe mucha gente de todas partes y durante la fiesta la afluencia es mucho mayor. La diversión allí dura ocho días, con música y abundante bebida y comida. Este motivo favorece la interculturalidad, con encuentros de gente de diversas costumbres y culturas particulares. En esta fiesta se dan la mano, paisanos que retornan de los pueblos a donde han migrado, amigos que conocen por primera vez Chiquián y con gente nacional o extranjera que llega a este pueblo andino, a conocer sus costumbres o a disfrutar de sus hermosos paisajes del valle de Aynín y de la cordillera de Huayhuash. El turismo de alta montaña se hace en lugares cercanos a Chiquián, a escasos 50 Km, en tierras de Llámac y de Pacllón, donde se encuentran los nevados del Yerupajá, Jirishanca, Siulá, Carnicero y las laguna de Jahuacocha, Solteracocha y otras que invitan a turistas nacionales y extranjeros. Por estas relaciones interculturales llegan también las modernidades.
Atracción masiva al Sondor Raymi. Esta fiesta de carácter regional está en su fase de construcción. Como tal, tiene pocos años de vigencia. Por la manera espectacular como lo organizan y en el lugar simbólico de los santuarios arqueológicos donde se escenifican las estampas del origen, de la guerra de expansión y desarrollo chanka, la asistencia de la gente del lugar y de los visitantes de distintos pueblos tiende a aumentar con el paso de los años. Durante el días principal del Sondor Raymi, la gente se traslada masivamente a la emblemática laguna de Pacucha y a las ruinas de Sondor, utilizando diversos medios.
El atractivo y dinámico valle de Andahuaylas alberga a varias poblaciones importantes: Andahuaylas, capital de la provincia, Talavera, centro urbano de raigambre colonial y San Jerónimo, son los centros poblados principales, además de otros centros poblados pequeños situados en los extremos del valle. De estos lugares y de las comunidades campesinas de la zona proviene la mayoría de los asistentes a la fiesta. De cada población asisten delegaciones de estudiantes, de maestros, de militares, de policías, de autoridades y de comuneros, para integrarse a la fiesta con papeles específicos previamente designados. El grueso de los asistentes es gente común, campesinos, padres de familia, que desean participar como actores o como espectadores en lo que allí se representa. Por tanto, el primer nivel de asistentes proviene del área provincial, tanto de las tres urbes importantes del valle como de las comunidades campesinas, con sus particularidades sociales y culturales de cada localidad.
Por el carácter regional de la fiesta en proceso de construcción, muchos migrantes retornan a presenciar y a participar en esta fiesta. Junto con ellos, llega también gente de otras provincias como, de Ayacucho, Huancavelica, Abancay, Huancayo y también turistas nacionales y extranjeros que van de Lima. Por esta razón, los hoteles de Andahuaylas, de Talavera, de San Jerónimo y de Pacucha se llenan de visitantes por esos días. Los restaurantes están muy activos tanto como los mercados locales. La Gran Feria de Andahuaylas, que se instala a lo largo de varias cuadras dominicalmente y con motivo de la Semana de Andahuaylas al otro lado del puente del río Chumbao, es la más grande y concurrida que se realiza por esos días. En esta gama de asistentes y visitantes, la interculturalidad se nutre de ingredientes poco usuales. La gente interactúa en todo sentido: se hacen intercambio de bienes, ya sea al cambio o a moneda; se habla en castellano y en quechua principalmente, pero también llegan hablantes del inglés. En los restaurantes, en los hoteles, en los medios de transporte y en los escenarios donde se realizan los rituales del Sordor Raymi hay bastante oportunidad para establecer relaciones con gente de diversas procedencias, de distintas costumbres y de diversas lenguas. Aún cuando la afluencia del público no es todavía extraordinariamente masiva, como ocurre en la fiesta del Inti Raymi del Cusco, lentamente los andahuaylinos están atrayendo visitantes, mediante la reproducción de hechos históricos del pasado prehispánico, que a la larga pueden convertirse en una gesta artificial de neoidentidad, directamente orientada a la captación del turismo como mecanismo de desarrollo regional.
AFIRMACIÓN DE IDENTIDADES Y GLOBALIZACIÓN
Los eventos culturales que describimos constituyen pilares importantes de la identidad de los pueblos y regiones del país. En Ancash las fiestas costumbristas son tradiciones afirmadas en largos períodos de tiempo. Las fiestas patronales tienen origen colonial, constituyen parte del proceso de catequización impuesta por lo colonizadores, que se ha convertido en tradiciones locales. La fiesta de Santa Rosa en Chiquián y de fiestas patronales en Aquia, Huasta, Llámac, Pacllón, son acontecimientos profundamente arraigadas en la vida de estos pueblos. Todos ellos guardan identidad con sus pueblos, porque son viejas construcciones culturales, que han calado en la conciencia de la gente. El Cequia Piché de Raquia es, como hemos dicho, una fiesta-faena, directamente vinculada por el proceso agrario de esa localidad. Sus raíces se pierden en los tiempos prehispánicos, provienen de mucho antes que se implementaran las fiestas patronales del panteón cristiano. Como tal, el cequia piché constituye igualmente un símbolo de identidad cultural para Raquia y para los pueblos que continúan practicando esta antigua tradición. Está ligado a la vida cotidiana de los comuneros agricultores de cada localidad de los Andes peruanos (Valderrama y Escalante, 1988; Robles, 1989).
Samir Amín (2000), cuando analiza las características del capitalismo moderno y de sus efectos globalizadores sobre las naciones, menciona que a pesar de la fuerza avasalladora de este modo de producción, los pueblos afectados no pierden totalmente sus identidades ni en el proceso productivo, ni en las relaciones sociales de producción ni en sus expresiones culturales. Otros autores como Ianni (1999), más proclives en los efectos de la globalización en todos los niveles de la sociedad moderna, afirman que el fenómeno de la globalización involucra ineludiblemente a todas las esferas de la sociedad, sean tribus o naciones. La globalización contemporánea tiene la fuerza suficiente para uniformizar consumos, estilos de vida, conductas, que en otros términos vienen a ser la profundización de la homogeneización y occidentalización de las culturas. Para el caso peruano, Huber (2002), en su estudio sobre Ayacucho, pone de relieve la fuerza de la globalización en los usos y costumbres, tanto en urbes como Huamanga y en poblaciones rurales como Chuschi, pero reconoce que con estos cambios de conducta en las formas de consumo y de uso de nuevos productos, no se pierden los elementos culturales de identidad de la región ayacuchana.
En efecto, esto es lo que ocurre también en las áreas estudiadas por nosotros. La globalización tiene incidencia en todas partes, en distintas grados, aún en poblaciones pequeñas y alejadas, como en Llámac por ejemplo, que cuando conocimos por primera vez no contaba con carretera. Sus festividades eran escasamente concurridas por visitantes externos y las costumbres eran más típicas que en la capital de la provincia o en los distritos importantes de Bolognesi. Cuando en mayo del 2003 se inauguró la carretera Chiquián-Llámac, en sus 37 Km, de pronto esta pequeña población rural se convirtió en un centro de gran concurrencia. Llegaron allí cerca de 150 carros, con más de 1,000 visitantes de los pueblos vecinos, de Chiquián, de Huaraz y de Lima. Se escenificaron las danzas tradicionales como los haunquillos, las kiyayas, los capitanes, pero también salieron a luz las danzas modernas, como las sayas bolivianas y la imitación de cantantes como Bella Bella. Las cambios y los elementos de la globalización ingresan por diversos agentes, por los maestros de escuela, por la radiodifusión, la televisión, por los visitantes, por la influencia de los migrantes y por las vías de penetración como las carreteras. Por estos contactos e intercambios culturales, los pueblos andinos de diversas dimensiones practican lo que constituyen sus tradiciones locales y regionales, pero también imitan y reproducen los modelos culturales foráneos que le son afines, con los que se enriquecen sus expresiones culturales; se distorsionan dicen otros. En cada pueblo que hemos estudiado, la gente es conciente qué músicas, qué danzas, qué cantos son suyos, cuáles son propios de su tierra; también saben cuáles de estas manifestaciones corresponden a otros pueblos y a otras regiones. El corpus cultural de los pueblos de hoy no tiene únicamente los ingredientes de la cultura local y regional, contienen también las formas culturales aprendidas por los contactos interétnicos e intersociales en general. En cada región del país no es posible encontrar homogeneidades culturales, por el contrario, en cada una de las regiones se observan una variedad de usos y costumbres, una diversidad de expresiones culturales que dan sustento a las identidades locales en constante cambio (Romero, 2004).
En Apurímac hemos asistido a la fiesta en reconstrucción del Sondor Raymi o Epopeya Chanca, que en el año 2003 tenía ya un lustro de vigencia. A pesar de ser una fiesta recién implementada y sus formalidades están siendo perfeccionadas, el Sondor Raymi es ya una fiesta de carácter regional, que cuenta con una participación masiva. Los escenarios de la fiesta son la laguna de Pacucha y las ruinas arqueológicas de Sondor de la cultura Chanka, que está cerca de Andahuaylas. Allí montan toda la escenografía festiva sobre los orígenes y la expansión de la nación chanka, con sus inconfundibles líderes, el héroe fundador Usku Willka y el adalid guerrero Ancu Ayllu y su séquito de jefes guerreros, que luchan con diversas etnias de la región y contra los quechuas cusqueños. Una de las escenas más importantes de la fiesta del Sondor Raymi es la marcha de los chancas hacia el Cusco, que cuenta con la algarabía popular, por su fastuosidad y por la demostración de bravura de sus guerreros. Esta fiesta se escenifica en la época del solsticio, el 19 de junio, días antes de la fiesta del Inti Raymi en el Cusco. Comienza con la legendaria aparición del fundador de la cultura chanca Usku Willka en la laguna de Pacucha, considerada como la pacarina de la cultura regional, en sustitución de la laguna de Choclococha y concluye precisamente con la marcha de Ancu Aillu y sus soldados en pos de la conquista de los quechuas cusqueños.
Tal como es presentada en Andahuaylas, el Sondor Raymi es ya una fiesta que entra a las conciencias de estos pueblos e ingresa a las costumbres regionales de los Andahuaylinos. La gente se siente identificada con sus ancestros de la antigua confederación chanka, que fue fundamentalmente una sociedad agraria, que evolucionó militar y culturalmente, hasta convertirse en una nación próspera y poderosa, capaz de enfrentarse militarmente con otra sociedad expansionista que se había situado en el valle sagrado del Cusco. A fuerza de escenificar anualmente el resumen histórico de la nación Chanka, los pueblos de esta región tienden a reconocer su patrimonio cultural de identidad regional, como un esfuerzo por rescatar la memoria casi olvidada de su glorioso pasado.
Para configurar lo que ellos llaman ahora el Mega Evento del Sondor Raymi ha tenido que sancionarse una ley, conocida como ley de festivales y rituales de identidad nacional. Se trata de la Ley N° 27425, aprobada por el Congreso Nacional y promulgada por el gobierno de transición del Dr. Valentín Paniagua, el 15 de febrero del 2001. Es esta norma emanada de los poderes del Estado que oficializa y da carta legal a la Epopeya Chanka del Sondor Raymi y a otros rituales que se escenifican en las provincias del interior del país. El proyecto de ley fue presentado por el parlamentario y comunicador social de temas andinos Isaac Sarmiento, en noviembre del año 2000. Admitida y discutida en la Comisión respectiva, el Congreso lo aprobó y el Presidente de la República lo promulgó, con las modificaciones introducidas en el texto original. El artículo 3° del proyecto de Sarmiento consideró legitimar cuatro festividades importantes de la identidad nacional: Manco Cápac y Mama Ocllo en el lago Titicaca (Puno), el Sondor Raymi en Andahuaylas (Apurímac), el Vilcas Raymi en Vilcashuamán (Ayacucho) y el Gran Pachacuti de Ollaraya y Unicachi (Puno). El texto final de la citada ley, en su artículo 2°, respeta los cuatro eventos propuestos por el autor de la iniciativa, pero agrega cuatro rituales más, por insistencia de otros legisladores: el Raymi Lllacta de Chachapoyas (Amazonas), el Inti Raymi de Huanuco Pampa (Huanuco), las Cruces de Porcón en la Semana Santa (Cajamarca) y el Pagapa Huanca del santuario de Warivilca (Junín). No aparecen eventos similares en las ruinas de Chan Chan, huacas del Sol y la Luna, del Señor de Sipán y de Pachacamac, ya sea porque en esos monumentos nacionales no se practican rituales o porque a ningún parlamentario se le ocurrió proponerlo. Esta ley amplía la oficialización de la fiesta del Inti Raymi del Cusco, que tiene carta de ciudadanía desde el año 1944, año en que se hizo la primera escenificación, pero fue oficializada dentro de la Semana del Cuzco, refrendada por la ley N° 10196 del 7 de abril de 1945 y otras disposiciones complementarias (Vilcapoma, 2002).
Los acontecimientos festivos que describimos en este trabajo constituyen continuidades tradicionales y construcción de identidades, en un país profundamente costumbrista. Sobre todo en los pueblos andinos encontramos muchos elementos culturales de profundo arraigo identitario. Este carácter tienen todas las fiestas y ritos dedicados al agua, a los sembríos y cosechas, al ganado y todo tipo de fiestas religioso cristianas instituidas en cada pueblo. En el Sondor Raymi, encontramos un esfuerzo de los pueblos de Andahuaylas por reforzar su identidad cultural, restituyendo antiguas epopeyas de origen prehispánico. Para hacerlo, han organizado rituales de la antigua nacionalidad chanka, con escenografía in situ y con la participación de la misma población, a través de sus instituciones comunales, escolares, militares y de la propia sociedad civil. Todos estos intentos, no son únicos; forman parte de un proceso de rescate de identidades basados en la memoria de las nacionalidades originarias, como son el Inti Raymi del Cusco, el Inti Raymi de Huánuco Viejo, la escenificación del poderío y el esplendor de Vilcas Raymi en Ayacucho o la representación de la leyenda de Manco Cápac y Mama Ocllo en Puno, de los que ha dado cuenta Carlos Vilcapoma. Las viejas tradiciones que se reproducen constantemente y las nuevas construcciones festivas de los pueblos del Perú constituyen una silenciosa pero vigorosa respuesta a los procesos de la homogeneización que propende la globalización.
García Canclini (1992) llama culturas híbridas a las culturas atravesadas por un proceso de interculturalidad intensa. Para él, las culturas aún siendo autóctonas se nutren constantemente de nuevos elementos exógenos que lo alteran de tal modo que se convierten en una mezcla de varias formas culturales. A estas formas de contacto intercultural lo denomina precisamente culturas híbridas, porque contienen varios ingredientes culturales de raíces distintas. En efecto, las manifestaciones culturales dejan de ser auténticas cuando se adicionan otras formas de cultura que alteran sus contenidos originales. Esto acontece en todas partes. Con mayor razón en nuestros tiempos, donde la interculturalidad es un fenómeno cotidiano. Norma Fuller (2002) y otros autores que lo acompañan en la compilación publicada enfatiza que “cada actor está entrecruzado de manera diferente por diversas determinaciones de clase, raza, origen étnico o nacional...” (Fuller, 2002: 12). Con esta frase nos introduce al tema del corpus de las culturas y a sus “auténticas tradiciones”, cuyas estructuras construidas provienen de distintos factores y actores, que en el fondo no son sino un entrecruzamiento cultural, equivalente en mayor o menor grado, a lo que García Canclini llama culturas híbridas.
En la fiesta de Chiquián, se hibridan una serie de procesos de la festividad a través de sus propios actores. Se han hibridado las formas de la vestimenta de los funcionarios, especialmente del Capitán y de sus vasallos, que salen uniformados de ternos de un solo color cada día de la fiesta. Llevan como símbolo una sencilla banda de colores y un sombrero adornado de flores artificiales alrededor de la copa. Esta es una costumbres de los últimos años, introducido por los migrantes, en contraposición del uso de bandas bordadas en hilos de oro y plata y sombreros con plumajes de colores, que usan en la mayoría de los pueblos del mismo valle del Aynín. Se han hibridado las comidas que se sirven, en contraposición a los platos típicos como el caldo de fiesta y el jaka rojro que siguen siendo parte de la tradición en las fiestas vecinas. Se hibridan los rituales, la música y las formas del baile. En su condición de capital de provincia, Chiquián es crisol de cambios y de modernización de costumbres. Tanto por el lado de los mestizos (Flores Galindo, 1987), quienes asumen los principales cargos (Capitán y Mayordomos) como por el lado de la gente común del pueblo, las constantes adiciones de nuevos elementos a la fiesta patronal, la hacen más transcultural e híbrida. Por estas causas, los viejos residentes de Chiquián rememoran con nostalgia la autenticidad de la fiesta de los viejos tiempos. Pero estas hibridaciones, lejos de homogeneizarlo o desaparecerlo, lo enriquecen más. La fiesta de Santa Rosa convoca cada año a miles de gentes de todas partes, que desbordan al apacible pueblo chiquiano, situado en las laderas de las altas cordilleras nevadas del Huayhuas.
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