Los Generales de Surquillo

LOS GENERALES DE SURQUILLO

Notas para la historia de los emigrantes
de Santiago de Chilcas a la capital de la República


Migración del campo a la ciudad

Reconstruir los hitos de la vida social de la familia chilcasina en la ciudad de Lima no es tarea fácil, la dificultad más apremiante es la falta de datos de los primeros emigrantes, los lugares donde se establecieron, los centros laborales donde prestaron sus servicios y los problemas que afrontaron en su proceso de adaptación a la vida urbana. Por las informaciones que disponemos, los primeros chilcasinos que llegaron a Lima datan de los años cuarenta del siglo XX. Por ese entonces, no había carretera de enlace a los pueblos andinos. El único camino carrozable era de Pativilca a Huaylías, que fue construida en los años veinte con el Plan Vial del Presidente Augusto B. Leguía y años más tarde, por esfuerzo de los comuneros de Ocros, Chilcas y Acas llegaría hasta la Rinconada. Por la activación de la Mina El Dorado, del empresario minero apellidado Naranjo, fue trabajada la carretera Rinconada-El Dorado e inaugurada en 1945. Mina El Dorado era un yacimiento polimetálico, situado dentro del territorio de la comunidad de Chilcas, Esta carretera abrió la puerta para la emigración campesina hacia la costa.

El proceso migratorio de los primeros jóvenes de Santiago de Chilcas se inscribe dentro de la lenta eclosión social que vivía el Perú de la post segunda Guerra Mundial. Diversos factores contribuyeron a este fenómeno que afectó a toda América Latina: movimiento intelectual del indigenismo que reivindica los valores culturales y sociales del hombre andino; la actitud pro indígena del Presidente Augusto B. Leguía y su política del Plan Vial, en abierta oposición a la oligarquía nacional; la aparición del socialismo como ideología y praxis política dirigida por José Carlos Mariátegui y del aprismo con el liderazgo de Víctor Raúl Haya de la Torre, que plantean nuevas formas de interpretar la realidad nacional y abordar las soluciones de sus problemas; aumento de jóvenes en el servicio militar obligatorio; consecuencias de la II Guerra Mundial y evidentemente, el desarrollo del capitalismo en el contexto nacional, el crecimiento del aparato del Estado y la lenta masificación de la escolaridad a nivel urbano y rural. Todos estos factores influyeron fundamentalmente en la juventud de los pueblos andinos, que comenzaron a desarraigarse lentamente de sus terruños para buscar nuevos horizontes más allá de la tierra que les vio nacer. De localidades más importantes como Chiquián, Aquia, Huasta, Cajacay, Ocros, salieron migrantes mucho antes que de Chilcas. El principal objetivo de los migrantes de esa época era la cuidad de Huacho, pujante urbe con mucho comercio y servicios y en segundo lugar Lima, ciudad capital muy distante pero de enorme atractivo. Barranca era sólo una aldea costeña, con viviendas y negocios ubicados en ambos lados de la carretera Panamericana. Para viajar a Lima salía una góndola (bus) de Barranca a las siete de la mañana para llegar a Lima a las siete de la noche, por una pésima carretera polvorienta, de muchos baches y arenales interminables. El serpentín de Pasamayo era la ruta más temida por los pasajeros.



Con todas estas dificultades la juventud salía de los pueblos de la sierra en aventura incierta hacia las ciudades de la costa. Por este fenómeno de creciente éxodo, ciudades como Lima y Huacho, fueron poblándose con contingente provinciano. Migrantes ancashinos en general y particularmente los de la provincia de Bolognesi emigraron hacia la capital para quedarse. La primera asociación de migrantes fundada en Lima fue la de Cajacay, que se concretó en 1913. Por los años treinta y cuarenta se formarían otras asociaciones como las de Chiquián, Ticllos, Aquia, Huasta, Ocros, Copa. Con ellos se formó el Centro Unión Hijos de la Provincia de Bolognesi (CUHPB) en 1944, institución provincial de migrantes que sigue existiendo hasta la actualidad. En 1990, al crearse la provincia de Ocros, se formó la Asociación Provincial Ocros (APO), a la que pertenece la Asociación Unión Regional Chilcas (AURCH). Este es el derrotero resumen de los migrantes de esta región que apostaron por la aventura hacia la capital de la República.

Los primeros núcleos de residencia en Lima Metropolitana

Hasta donde tenemos memoria, tres han sido los primeros centros de residencia de los emigrantes chilcasinos en Lima: dos en Surquillo y uno en La Victoria. La más antigua residencia de Surquillo estuvo situada en la tercera cuadra del Jr. Junín y la segunda residencia fue la del Jr. Gral. Velarde 1122, situada a una cuadra de la Av. Panamá. La tercera residencia fue la cuadra dos del Jr. Sebastián Barranca en La Victoria, situada a pocas cuadras del Estadio Nacional. Probablemente, el primer lugar social de residencia ha sido el de la calle Junín, en ese entonces distrito de Miraflores. Allí se instalaron varios chilcasinos a mediados de los años cuarenta y en 1946, don Cástor Toribio y su esposa doña Ambrosia Guimaray, fijaron allí su residencia para formar un centro de acopio de frutas para el expendio en el barrio. Era un callejón con varios cuartos hechos de madera, donde se daba alojamiento a varios paisanos de la provincia, especialmente llipanos y chilcasinos, que llegaban a Lima sin rumbo preciso. Estos jóvenes migrantes fueron los vendedores ambulantes de frutas, dependientes del negocio de Castor Toribio. A ellos les proporcionaban una carretilla con frutas de la temporada con las que salían a vender por la Av. Primavera.

Por allí pasaron muchos jóvenes de Llipa, como los Padilla, Flores; de Chilcas: Macario Sotelo, Antonino Lorenzo, Melquiades Rodríguez, Crispín Robles, Gremonino Campos, Valente Lorenzo, entre otros. Varios llipanos que actuaron como vendedores de frutas incursionaron después en el negocio callejero de ropa confeccionada, calcetines y diversos productos en los alrededores de La Parada en La Victoria. Más tarde, varios de ellos se convirtieron en prósperos comerciantes y en exitosos confeccionistas. Algunos jóvenes migrantes de Ocros, prefirieron enrolarse al grupo de trabajo que ofrecía un comerciante ocrosino apellidado Ríos, también vendedor de frutas, que había sentado sus reales en la calle Colina, cerca del Mercado Nº 2 de Surquillo. Ríos dio trabajo no sólo a ocrosinos, también a llipanos y chilcasinos. El negocio de frutas de don Cástor no duró mucho, llegó a su fin a escasos dos años, cuando en 1948 doña Ambrosia, su esposa, escapó de regreso a Chilcas. En la tarea de buscarla, Crispín Robles, que era el apoyo de don Cástor en los negocios de frutas, fue enrolado al ejército. Don Cástor no tuvo otra alternativa que abandonar el negocio de frutas y retornar a su tierra natal hasta el fin de sus días.

La única familia chilcasina, que mantuvo las banderas del negocio de frutas, con residencia en la calle Junín, fue Melquiades Rodríguez, quien dejó ese negocio en los años noventa, después de más de medio siglo, al retirarse al apacible mundo rural de Purmacana en las afueras de Supe pueblo. Él y su familia han sido los baluartes y figuras visibles de este primer núcleo de residentes en Surquillo. Por estos hechos, la residencia de la calle Junín, no sólo ha sido el primer albergue social de migrantes chilcasinos, ha sido también la sede de fundación de la primera organización social en Lima: el Centro Unión Representativo Hijos de Chilcas. Fue en esa residencia donde nació por primera vez una sociedad que agrupaba a los chilcasinos. Fue igualmente sede de las reuniones del Centro Unión por varios años.



General Velarde 1122 ha sido el segundo ambiente residencial de migrantes chilcasinos. Desde 1954 se ubicaron en Surquillo, que ya ostentaba la categoría de distrito desde 1949, cinco jóvenes provenientes de Santiago de Chilcas: los hermanos: Hilario, Román y Ceferino Robles Mendoza, Musoline Sotelo Espíritu y Cirilo Santos Sotelo. Ellos fueron los primeros en ocupar un departamento en una casa de dos pisos, a quienes se les conoció como los “Generales de Surquillo”, por haber fijado su residencia en el Jr. General Velarde. Cada uno de ellos había llegado a Lima en distintos momentos. Hilario fue el primero del grupo en emigrar a Lima, en 1950. Trabajó en distintos lugares como doméstico y como obrero, estudiando por las noches en el Colegio Nocturno San Marcos, que funcionaba en la G.U.E. Melitón Carbajal. Vivió con el grupo hasta 1958, año en que viajó a la República de Argentina para estudiar Medicina en la Universidad Nacional de Córdoba. Román y Ceferino llegaron a Lima en 1954 y 1952 respectivamente, trabajaron como obreros en la hacienda Higuereta y en otros establecimientos comerciales de Miraflores y Surquillo. Ambos hermanos estudiaron también de noche en el Colegio Nocturno San Marcos. Desde 1960 estudiaron carreras distintas en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Musoline Sotelo llegó a Lima en 1954, estudió secundaria también en el mismo Colegio Nocturno y se enroló como obrero en el Centro Comercial Oechsle, situado en la Plaza de Armas de Lima, donde actuó como dirigente del Sindicato de Obreros hasta su jubilación. Igualmente, Cirilo Santos llegó a Lima en 1954, trabajó en varios establecimientos de Lima y estudió secundaria en el Colegio Nocturno de la G.U.E. Melitón Carbajal. Concluidos sus estudios secundarios, ingresó en 1960 a Escuela Normal de Tingua en Yungay, Ancash, donde estudió y se tituló de Profesor. Hizo carrera docente en las Escuelas de Chilcas y de Barranca, hasta su jubilación.

En los años posteriores a 1954 se sumarían a esta residencia nuevos “Generales” del popular distrito de “Chicago Chico”, como se le llamaba en ese tiempo a Surquillo. Eutropio Espíritu, Raúl Santos, Elías Toribio, serían allí los siguientes nuevos inquilinos. Todos ellos trabajaban y estudiaban de noche en el Colegio Nocturno San Marcos que se convirtió en el alma mater de la mayoría de los emigrantes chilcasinos en Lima. Por entonces, la meta de estos jóvenes provincianos en la capital, era el trabajar y estudiar. Era una agrupación de jóvenes solitarios, sin familia y sin muchos conocidos en la gran ciudad. Tejieron sus propias solidaridades, sus apoyos como equipo y sus propias perspectivas de vida. Ninguno tenía un trabajo fijo y estable, pero todos trabajaban en algún establecimiento. Lo más interesante de este grupo: ellos mismos se preparaban la comida, por un riguroso sistema de turnos. Por esos años, en torno a este grupo se sumaron muchos otros paisanos, residiendo temporalmente o como en el caso de los conscriptos militares, pernoctando en la vivienda los fines de semana. Por allí pasaron Román Esteli, Cirilo Pantoja, Maurilio Espíritu, Berilo Pantoja y otros más. Los domingos, eran ellos, los conscriptos, los que cocinaban, limpiaban y lavaban las vajillas, bajo el lema militar de “Un último”. Por esta dinámica social, esta segunda residencia de migrantes chilcasinos en Lima, se convirtió en una sede importante de jóvenes desarraigados de su tierra natal, donde la autorealización y las solidaridades compartidas eran normas disciplinadamente aceptadas por cada uno de sus miembros. Si bien fue Hilario el líder fundamental del grupo, desde su partida a la Argentina, el grupo continuó la rutina sin resquebrajar la disciplina y se continuó hasta finales de los años sesenta. Se puede afirmar, que en la sede de los “Generales de Surquillo” se han escrito muchas menudas historias en el proceso de adaptación a la vida urbana de Lima.

Un tercer núcleo de residencia colectiva de chilcasinos ha sido la segunda planta de la cuadra dos de la calle Sebastián Barranca en el distrito de La Victoria. Allí se instalaron varios chilcasinos a finales de los cincuenta, unos trasladándose de Surquillo y otros formando parte de nuevas oleadas de emigrantes que llegaban a Lima. Musoline Sotelo y Eutropio Espíritu, se trasladaron de Gral. Velarde; otros jóvenes como los hermanos Franco y Raúl Ramírez, Silviano Rodríguez, Flaviano Espíritu y otros, compartieron residencia común en este barrio victoriano. Por esos años finales del cincuenta, en la Victoria funcionaron además otras viviendas con jóvenes procedentes de Chilcas. La casa del matrimonio Pascual Suárez y Viviana Hermitaño, situado en la segunda cuadra de la calle Huascarán, fue alojamiento pasajero de muchos residentes de Acas y de Chilcas desde 1950. En la calle Sáenz Peña fijaron su residencia dos grupos de familias: Liceto Lorenzo Sotelo y Acostas Mata Rojas, quienes también albergaron a otros familiares y paisanos. A partir de los años sesenta, con la presencia de más jóvenes chilcasinos, varones y mujeres, se dispersó la residencia de migrantes por distintos barrios periféricos de Lima Metropolitana. Cuando dos décadas después, la AURCH adquirió su terreno institucional en San Juan de Lurigancho, ya no existían las residencias colectivas de migrantes, prevalecía la residencia familiar en toda la ciudad. Con motivo de los campeonatos deportivos internos y la reproducción de la fiesta patronal de Santiago en el mes de julio, los asociados participaban como grupos de residentes por barrios: Comas, Tahauntinsuyo, Callao, Chorrillos, La Tablada de Lurín, La Victoria, El Pacífico, entre otros. Para entonces, la migración hacia Lima se había masificado.




Los Generales: pasajes importantes de la vida en comunidad.

A los migrantes que vivían en la calle General Velarde 1122 del distrito de Surquillo, se les conocía popularmente como los “Generales de Surquillo” o como “Los de Chicago Chico”. Esta última denominación venía por dos circunstancias muy conocidas: a dos cuadras de la vivienda de los Generales estaba ubicado “Barboncito”, famoso por ser barrio de gente de mal vivir, con amplio prontuario de robos y violencia callejera y a escasas seis cuadras estaba el café “Tobara” también famoso por ser lugar de frecuentes broncas de pandilleros. Por esos tiempos, Surquillo era por eso, conocido por los limeños y los medios de prensa, como el “Chicago chico” criollo de Lima, en alusión a Chicago de los años veinte. A pesar de esta mala fama, Surquillo era en general, un distrito tranquilo, recientemente poblado por sectores sociales pobres de Lima. El barrio residencial de las clases ricas era Miraflores, separado por la línea de tranvías, que se fue ampliando luego hacia San Isidro. Surquillo era un distrito periférico de Lima, con dos mercados de abastos, varios establecimientos industriales (Fábrica de Vidrios, Fábrica de galletas, Embotelladora Crush, Fábrica de Mejoral, Laboratorio Lakasa y otros), cuatro cines, varios negocios en camino a ser prósperos, cementerio, Aeropuerto Corpac. Este nuevo distrito limeño estaba atravesado por la popular Av. Primavera (Hoy Av. Angamos), donde se ubicaban la iglesia San Vicente de Paúl y la GUE Ricardo Palma. Este era el escenario de vida de “Los Generales de Surquillo”.
Desde aquí se gestaron diversas actividades sociales y culturales que involucraron a los jóvenes que residían en esta sede colectiva de migrantes chilcasinos, que la reseñamos en sus rasgos principales:

Trabajar y estudiar. Uno de los principios implementados por el grupo surquillano como modelo de vida social era trabajar y estudiar. En efecto, el que llegaba a residir en General Velarde tenía que trabajar para su autosostenimiento. La mayoría de ellos trabajaba como eventual en distintas ocupaciones, desde el servicio doméstico hasta obrero de fábrica o establecimiento comercial. En educación, todos ellos llegaron con instrucción primaria incompleta. Completaron el sexto año de primaria en los colegios de Surquillo. Hilario Robles fue el primero en ingresar al nivel secundario en 1952. Tres años más tarde alcanzarían este nivel de estudios otros integrantes: Cirilo y Raúl Santos, Ceferino y Román Robles, Eutropio Espíritu, Musoline Sotelo, Elías Toribio. Por entonces funcionaban varios colegios secundarios nocturnos. Fue el Colegio Nocturno San Marcos de la GUE Melitón Carbajal, ubicado en el distrito de Lince, en la que la mayoría de ellos cursó la secundaria completa. En este colegio enseñaban un selecto y experimentado grupo de profesores, que influyeron profundamente en la formación académica de estos jóvenes provincianos. Trabajar y estudiar, se convirtió en una norma aplicada a estos jóvenes, que a la larga dio sus frutos en los niveles superiores.



Campañas culturales. Nutridos con los conocimientos aprendidos en el colegio secundario, el grupo de los Generales organizó dos campañas culturales dirigidas hacia los pueblos de la provincia de Bolognesi. En realidad, estas campañas fueron una mezcla organizada de retorno colectivo a la tierra de origen, a la que se le agregó un programa de charlas culturales y entrega de libros y revistas para la formación de bibliotecas comunales o escolares. La primera campaña fue la más impresionante y creativa, porque estuvo orientada a realizar la primera campaña de retorno masivo a Chilcas. Tuvo lugar en 1956 y estuvo dirigida por Hilario Robles. Con ese propósito, se recopiló gran cantidad de libros y revistas, solicitadas en donación a Embajadas de varios países, a librerías y a profesores que donaron sus libros en desuso. A cada uno de los integrantes se le encomendó prepararse en un tema para las charlas. Se organizó también un grupo de teatro para presentarlo como velada. Se preparó un equipo de fútbol para participar en el Campeonato de la fiesta patronal de Santiago en Chilcas. La llegada de la delegación, el 24 de julio de ese año, fue un acto inolvidable. Todo el pueblo, hombres y mujeres, con sus autoridades, sus estudiantes y sus bandas de músicos, los recibieron en el camino de entrada y fueron conducidos en música marcial hasta el local comunal donde se pronunciaron emotivos discursos. Concluida la festividad, la delegación cumplió con realizar el periplo por las comunidades de Cajamarquilla, Raján, Llipa, Huanri, Aco de Carhuapampa, Pimachi y Acas. En todas estas comunidades se cumplió con las charlas culturales y la entrega de libros y revistas, en actos públicos de sus locales comunales.

La segunda campaña cultural se realizó en 1959. Tuvo las mismas características que la anterior. Se cumplió con la segunda caravana de retorno a Santiago de Chilcas durante la fiesta de Santiago del 25 de julio. Como en 1956, se distribuyeron temas para las charlas culturales entre los miembros de la delegación y se recopiló una buena cantidad de libros y revistas para varias poblaciones. Esta vez se consiguió la donación de dos ejemplares de Tradiciones Peruanas de Ricardo Palma, destinados a Chilcas y Ocros, y se adquirió a precios de costo seis Colecciones de Populibros, editado por Manuel Scorza, con literatura básica peruana. Editaron también una revista a mimeógrafo, bajo el título de Juventudes, con artículos del mismo grupo. El líder del grupo, Hilario Robles ya no figuraba en esta segunda delegación, pero igual se cumplió con la visita cultural a los pueblos del lado norte de Chilcas, es decir: Ocros, San Pedro de Copa, Congas, Huayllacayán, Yamor y Cajacay. En todas estas localidades se ofrecieron sendas conferencias sobre temas variados: desarrollo económico y social de la provincia, salud preventiva, educación a la juventud, problema del hambre, etc., y se hicieron la entrega de colecciones de libros para las bibliotecas comunales. En Cajacay, el discurso de recepción a los visitantes lo pronunció nada menos que el Dr. Manuel Ríos, profesor de historia en el Colegio Nocturno San Marcos. Por su importancia y sus proyecciones, estas campañas culturales fueron las acciones más osadas y ejemplares emprendidas por los Generales de Surquillo.



Apoyo a la comunidad campesina. La residencia de General Velarde se convirtió también en el centro de operaciones de la comunidad de migrantes chilcasinos para prestar apoyo a las diversas gestiones de la comunidad campesina. Allí se daba hospitalidad a las delegaciones de autoridades que llegaban para realizar gestiones en diferentes oficinas públicas. Una delegación vino para gestionar el financiamiento de obras de irrigación, como del proyecto de derivación de las aguas de Tillishcocha hacia Carcuy, gestión que no tuvo eco en el Ministerio correspondiente ni entre los parlamentarios de Bolognesi. Otra delegación importante del pueblo vino a Lima en 1958, para ultimar los trámites de creación del distrito Santiago de Chilcas. Con este motivo, se reunieron en la sede de General Velarde casi todos los residentes chilcasinos en Lima, quienes colaboraron moral y económicamente a favor de las autoridades visitantes. Esa gestión culminó con la oficialización de la Ley N° 13034, del 19 de noviembre de 1958, con la que se refrendó la creación del nuevo distrito Santiago de Chilcas, dentro de la circunscripción política de la provincia de Bolognesi. Hasta entonces, Chilcas era anexo del distrito de Acas.

Vida social. Las carencias y dificultades económicas que afectaban al grupo de los Generales no fue impedimento para fomentar alegrías colectivas. Al contrario, en esta sede se organizaban las más activas y bulliciosas fiestas en distintas fechas del año: carnavales, fiestas patrias, cumpleaños, la navidad, el año nuevo, la bajada de reyes, etc. Con este motivo se convocaban a toda la paisanada, varones y mujeres, a las amistades cercanas, con quienes se bailaba hasta las madrugadas, con buena comida y bebida de costumbre. Las reuniones festivas se hacían los días sábados o en la víspera de los feriados. Esto les permitía estar en buenas condiciones físicas para ir a trabajar el siguiente día hábil. La mayoría de ellos era asiduo asistente a las muchas fiestas sociales que organizaban las instituciones bolognesinas en Lima. Estas fiestas se realizaban en locales conocidos: Federación de Choferes y Sociedad de Profesionales de La Victoria, Sociedades Unidas del Rímac, Federación de Empleados Bancarios de Lima o el Club Chiquián de Breña. Tampoco los deportes estaban ausentes para este grupo. Los domingos y feriados, los puntos de reunión con las amigas, eran el Parque Universitario (Parque reloj), la Plaza Unión (Hoy Plaza Ramón Castilla) y el Campo de Marte. En este último lugar de encuentro se hacía deporte, tanto para varones como para mujeres. A nivel de campeonatos de fútbol de las instituciones de la provincia de Bolognesi en Lima, la asociación de migrantes de Chilcas participó gradualmente. De 1955 a 1956, integrándose al equipo de Acas, porque estas competencias se hacían sólo para distritos. En el Campeonato de 1957, Chilcas logró por primera vez su ingreso al Campeonato como anexo y continuó en 1958, año de la creación distrital. Desde esos años, la participación de los delegados de Chilcas al CUHPB, se hizo notoria, no sólo en el deporte, también en la vida social y cultural, con aporte de ideas y proyectos. Un ejemplo de esta dinámica de la vida institucional fue la publicación de la revista Yerupajá, que salió bajo la dirección de un delegado de Chilcas.

 
DR. HILARIO ROBLES MENDOZA
 
48º ANIVERSARIO AURCH
 
CTO. GRANDE 2015
 
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