CUATRO FAMILIAS ESTÁN DE DUELO Tres mujeres y un varón pasaron a mejor vida en el mes de julio, mes de la fiesta patronal de Santiago y de las Fiestas Patrias en su 187 aniversario: Abel Mata, Hermenegilda Casimiro, Segundina Casimiro y Lendrecia Sotelo. El deceso de Abel Mata ocurrió días antes de la fiesta patronal y sus restos descansan en el cementerio de Chilcas, tierra donde nació y ha vivido dedicándose al cultivo de la tierra. Abel Mata encontró muerte repentina en la misma población. Fue hijo de don Marzano Mata y padre de Floresmilo, uno de los músicos polifacéticos del pueblo. Hermenegilda Casimiro estuvo postrada en Lima de una larga enfermedad en el calor de sus hijos, pero días antes de la fiesta de Santiago pidió que la llevaran a Chilcas. En efecto, fue trasladada a Chilcas y el 21 de julio se apagó serenamente la vida, que en sus cerca de 90 años había dedicado a la actividad campesina, con su primer esposo don Marcelino Toribio y luego con su inseparable compañero Alberto Reyes. Deja varios hijos de su primer compromiso: Hermógenes, Elías, Julián, Luis y Arturo y muchos nietos y bisnietos, la mayoría de ellos residentes en Lima. Lendrecia Sotelo, era una de las pocas chilcasinas que residía en el anexo de Punhuash, preferentemente en su querida Cochajurán. Viajó a Lima para tratarse de emergencia días antes de la fiesta patronal. No resistió mucho y su vida se apagó el 26 de julio en el Hospital Loayza donde estuvo en tratamiento. Fue enterrada el 28 de julio por la tarde, después de los actos de la parada militar en la avenida de la Peruanidad, programada con motivo de las Fiestas Patrias del 2008. El velorio y el entierro de quien fuera Lendrecia Sotelo estuvo acompañada de numerosos familiares y paisanos, que se dieron cita la zona de Víctor Raúl en Independencia, para darle el último adiós. Segundina Casimiro residía hace varios años en el valle de Supe y volvió a Chilcas, del Hospital de Barranca, donde era atendida de una enfermedad, sólo para despedirse de sus familiares antes de expirar el 28 de julio. Vivía en el fundo de Purmacana, cerca de Supe pueblo, con su esposo Broncano, donde varias familias chilcasinas han fijado su residencia, favorecidas por una próspera irrigación que les permite cultivar la tierra y criar ganado. Estos cuatro chilcasinos ya descansan en paz, en el apacible seno de la mama pacha (madre tierra).